‘Daddy Cádi’. La ley de la calle impera en el Concurso del Falla. El ritmo reguetonero se impone sin perder la esencia del 3×4 y sus viejos maestros. A Paco Alba ‘The Father’ se le unen Joaquín Quiñones ‘The Killer’ y los ‘Potatoes Face’ para reventar el Teatro Falla. De Cádiz al cielo abonando la autopista y sin pagar el peaje. La chirigota sevillana es la sensación del 2019 por su originalidad, porque su idea se distingue de todas de ahora y de ayer y e inicia un camino hacia el futuro. El regalo del Lacio para paladear en pasodoble y final de popurrí endulza una actuación que rozó el pelotazo aunque salió fuera por poco.
‘Daddy Cádi’ es principio pero no fin de una noche de lunes que se despedía con unos niños a los que sólo les falta el nombre para asegurar su asalto a los cielos. Un descubrimiento así aparece cada lustros o décadas. Su dulzura sobrepasaba la energía de Cheza y la sencillez de Quintana. Comparaciones odiosas pero obligadas por minutos de diferencia, y para poner en valor la sorpresa indudable del año. Las tres comparsas aprietan en la zona de media, termómetro de la calidad a la sombra de los genios. Y el pasodoble de Bustelo, desde luego, punto y aparte.
Coro ‘El taller de los libretos prohibidos’: Un peldaño por debajo de los coros de etiqueta pero a su altura en idea y creación literaria. Bueno el primer tango, original el segundo, en el que relaciona los chalecos amarillos de Francia con el color de los seguidores de Carranza. La modalidad necesitaba la reaparición de este coro a pie, con irregular interpretación durante alguna fase final del repertorio pero un final que se viene arriba. Difícil encontrar un hueco en la siguiente fase, pero sin descartar nada.
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Comparsa juvenil ‘El pequeño fantasma’. Preciosa interpretación de esta comparsa con voces y repertorio para dar un seguro pase a adultos en años venideros.
Comparsa ‘Los buscadores’: Fran Quintana propone una idea entrañable. Un recorrido en busca del oro en la Tacita de Plata. Comparsa de soniquete clásico y añejo, sin floritura ni estridencia, con mensaje claro y diáfano. Su repertorio se asume con gusto por su fluidez, pero en contra le cuesta impregnar de electricidad al Gran Teatro Falla. Por eso las sensaciones del respetable son distintas. No hay gritos ni aplausos desmesurados. Buenos y comprometidos pasodobles, contra la Iglesia y contra VOX, de marcado carácter político. Sensacional popurrí.
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Chirigota Los Daddy Cádi: Es la agrupación empujada, eregida y elegida por el aficionado para ser el pelotazo del Carnaval. Lo rozaba con una excelente actuación, aunque el segundo pasodoble dejara un mal cuerpo que no sintoniza con el resto del repertorio. Crítico sí, trágico no y menos en chirigota y con música del Lacio. A partir de ahí, brillante el pase una vez más de estos reguetoneros tocados por el dios Maluma. Además todo lo aderezan con golpes que elevan el nivel de lo escrito. Gran segundo cuplé y de arte los cambios en el popurrí. Yoaquín Quiñones, ‘The killer’. Aspirantes a todo.
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Cuarteto Abierto por reforma: El efecto sorpresa del primer día se evaporaba dejándolos solos, con la palabra y un vacío enorme entre ellos y el paraíso. Misión casi imposible remontar sin asirse a la interpretación exagerada, pues depende de un brillante texto. Pinchazo en los cuplés y algo mejor en el tema libre para acabar con dignidad.
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Coro ‘Cádiz desde el cielo’: El clasicismo es su bandera, el tango es su pendón, bien para defender Cádiz pero no para atacar a unos competidores de enorme nivel pese a la fuga de Rivero y Guimerá. Buscan la original en el primer tango al Rey Emérito jugando con el otro Juan Carlos, el de Aragón. Homenaje a Antonio Martín, que se prepara para recibir la Medalla de Andalucía. Preciosas vistas en el popurrí.
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Comparsa ‘El cerrojero’: Con mucha fuerza, garra, intensidad, al filo del escenario, se desgañitaban los chicos de Nene Cheza. Dos letras durísimas. Primero a la lucha feminista y después contra los empresarios carroñeros, culpables de los muertos de sus compañeros en el dique. Cuplés graciosos, por encima del nivel de la comparsa. Gran actuación, pese a la potencia no hubo descompensación en un grupo trabajadísimo. Buen repertorio con letras como cuchillos, que cortan y pinchan.
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Chirigota ‘Los que no se pierden una’: Cambio en la presentación para jugar con nuevas y mejores cartas. Falla el tipo, la imagen, por la dificultad de ilustrar el concepto, que eso sí da mucho juego. Guerrean con la preciosa melodía de Bustelo y el segundo cuple, unido a uno de los popurrises más simpáticos de este Concurso. Pero el Falla estaba en trance y eso les puede pesar.
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00:40: Comparsa Los niños sin nombre: La vida tiene sus tiempos, aunque estos chicos están manoseando el reloj, jugueteando con las manecillas, estirándolo. Lo que ocurre es que lo hacen con tal suavidad que ni se nota. Pero no es éste un Concurso de potencia y desgarro y no tiene más razón quien más grita, sino quien mejor lo dice. Tomate y Piru colocan sus verdades en las gargantas primorosas de estos niños, que suenan a otra cosa. Y conquistan al Falla en su hora golfa en media hora sin fisuras.
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