Llegado el mes de septiembre de 2021 toca decidir qué hacer para el próximo carnaval de 2022. Tenemos varias opciones. Por un lado, podemos no celebrar el Concurso ni salir a la calle, es decir posponerlo para el año 2023, decisión negativa para aficionados, participantes y nuestra economía, pero positiva para la salud pública en general. Otra opción sería celebrar el concurso y su carnaval en la calle normalmente pero eso si, mirando hacia otro lado y cruzando los dedos.
También tenemos la posibilidad de no celebrar el Concurso, pero sí salir a la calle, simplemente con antologías o coplas antiguas. Esta opción facilitaría ensayar solamente durante tres semanas antes para recordar los repertorios. Otra de las opciones a plantear podría ser el sí al concurso, pero no salir a la calle, es decir cantar en el teatro y hasta el año que viene Lucas, qué tristeza. Y por último, nos quedaría celebrar el Concurso y también su carnaval de calle, en una fecha posterior para alejarnos en el tiempo un poco, como prevención de la posible subida de contagios a consecuencia de las fiestas navideñas tal como ocurrió el año pasado.
Todas las opciones las podría asimilar excepto esa de celebrar el Concurso y no tener carnaval en la calle. El Concurso nació fruto de la fiesta. No entendería dedicar cuatro meses de ensayos para ir a un certamen popular y que tras actuar en el Falla nos marcháramos a casa sin más. Si hay concurso tiene que haber fiesta en la calle. Tal vez apretado en un solo fin de semana, por aquello de no exponer por muchos días la aglomeración de personas en la calle, pero cayendo en la posibilidad que hubiera seguramente mucha más gente por ser menos días y estar todo más concentrado.
Estamos en una encrucijada bastante compleja para contentar a todos, entiendo que el Ayuntamiento tomará una decisión y habrá quien la comparta y quién no.
Mis opciones preferidas son dos. Una es la de no celebrar el concurso, pero sí un fin de semana intenso de carnaval con coplas de años anteriores. Y la otra en celebrar el Concurso y su Carnaval al completo pero entre abril y mayo para curarnos un poco en salud y no perder nuestro ritmo económico. Por supuesto, salirnos de nuestras fechas tradicionales tan sólo por un año, como por ejemplo le ha pasado a las Fallas de Valencia.
Sea cuál sea la decisión a tomar por nuestro Consistorio no va a llover a gusto de todos. Cada uno debemos de actuar en consecuencia dependiendo por supuesto de la balanza individual de pros y contras en cada grupo participante. No es lo mismo montar un coro para febrero que para mayo, ni una comparsa o una chirigota para cantar solamente en la calle, o para un cuarteto con los mismos chistes repetidos de años anteriores. No es lo mismo invertir en un tipo o puesta de escena de gran categoría que hacerlo para pasar el trámite, sin cogerse mucho los dedos. Habrá que sopesar todo pero está claro que la decisión a tomar será con independencia a la asociación o comunidad carnavalesca a que se pertenezca.
Seguramente saldrán talibanes de la fiesta negándose a admitir cambio alguno, pero les recuerdo que tanto el concurso como el carnaval no son propiedad exclusiva de sus creadores o participantes, es del pueblo de Cádiz, en definitiva son sus representantes los más autorizados para hacerlo.