El resultado era el esperado sobre el papel. No hubo sorpresas. Las mejores agrupaciones, las que pusieron al respetable de pie e hicieron vibrar, fueron la primera, el coro de Julio Pardo (con la colaboración del Canijo) y la última, la comparsa de Juan Carlos Aragón. Lo hicieron defendiendo la gaditanía en una sesión en la que el resto de agrupaciones llegaban desde fuera de la capital.
Tanto El batallitas como La Gaditaníssima fueron una reivindicación de Cádiz con la calidad que atesoran dos de los grupos que siempre parten como favoritos. Y los dos lo hicieron con cambios en sus grupos. El coro, con la incorporación de El Canijo, ganó en alegría y ganará más aún más en la calle. La comparsa suavizó su toque duro de los últimos años y mostró una nueva faceta de Juan Carlos.
Del resto de la sesión, las chirigotas no estuvieron a un gran nivel. Tuvieron, tanto El Veleta como esos padres primerizos, buenas ideas, pero se notaba la falta de unas letras de calidad que las pusieran en pie. De las otras dos comparsas, Un largo viaje fue la que dejó mejores sensaciones, y no sería extraño volver a escucharles sobre las tablas.
Coro El batallitas El coro de Julio Pardo. O el coro de El Canijo. O un mezclum entre los dos que ha dado un espectacular resultado con este coro alegre, para disfrutar en el teatro y sobre la batea. La agrupación sonó con la contundencia a la que acostumbran los coros de Julio Pardo, pero parecía rejuvenecido y con más golpes tanto en cuplés como en popurrí y presentación. De nuevo, fiesta de papelillos en el repertorio.
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Comparsa Eterna La comparsa de Isla Cristina debutaba en el Falla en esta sesión y la carencia de experiencia se le notó. No se les puede negar voluntad y disposición, pero fallaron en la coordinación de voces, además de presentar unas letras francamente mejorables que no llegaron a pegar.
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Chirigota El Veleta La chirigota mejoró con respecto al año pasado y presentó una idea que dio bastante juego durante el repertorio. Iban cambiando de idea a cada momento, algo que gustó mucho al principio pero de lo que terminaron abusando. En los momentos en que el público debía reír se sentía el silencio en el teatro, lo que nunca puede ser bueno para una chirigota.
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Comparsa La creación La comparsa se mostró radicalmente orgullosa de ser de Sevilla. Algo loable, aunque no se entiende la queja de muchas agrupaciones foráneas de una supuesta persecución a los grupos que no son gaditanos. Pasando este debate por algo, el grupo supo desarrollar bien la idea, homenajeando a los creadores gaditanos. Demuestran amor a la fiesta.
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Chirigota Esta chirigota huele a primero Chirigota cordobesa que, sin solución de continuidad, pasa de la ternura al bastinazo, relatando la belleza de tener un hijo y dando detalles de cómo lo concibieron. Letras gamberras que consiguieron hacer reír, sobre todo, por el recurso de emplear lo cotidiano.
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Comparsa Un largo viaje Salir a cantar antes de Juan Carlos Aragón, siendo además una comparsa, es una faena. Sin embargo, los chicos de Conil hicieron un papel más que digno que convenció al respetable. Las letras estaban llenas de carga social y la música estaba conseguida. Curioso como un tipo como el que tenían, de animales, pudo imprimir seriedad a la agrupación.
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Comparsa La gaditaníssima Antes de la actuación, Javier Bohórquez decía que le gustaba la idea y el desarrollo y esa comodidad pareció contagiarse al resto de componentes que, un año más, vivieron la actuación (hasta el punto de hacer temer a los periodistas por una caída hacia el foso). La comparsa da una vuelta respecto a los últimos tipos y recurre a una especie de pierrot, aunque con un giro gaditanísimo. Las letras, como siempre, cuidadas al extremo, pero Juan Carlos parece abandonar un poco el mensaje combativo por el homenaje al gaditanismo. El segundo pasodoble, un gran homenaje al pregonero, Joaquín Sabina.
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