COAC 2020: Los bichos iluminan la oscuridad

La propuesta músical de David Carapapa endulza una sesión que se fue encaminando de manera dramática al abismo

‘La canción de la Laguna’ sonaba con fuerza y… al charco. La desesperante sesión de este sábado ofrece munición, pólvora y artillería para los defensores de que los cabezas de serie cierren noche. La jornada se presentaba ilusionante con el arranque castizo y añejo del Carapapa, ahora en singular. La comparsa no posee el enganche del marqués al menos a primera vista, a primera escucha, no tiene ese carisma. Aún así el pasodoble se paladea por su naturalidad y la magnífica interpretación de un grupo maduro y compacto. Los bichos iluminaban la noche cual luciérnagas y luego… la oscuridad más absoluta.

Apagón y quedémonos por aquí. El cuarteto juvenil sufría el salto de modalidad y al desparpajo de los chicos se le sumaba un exceso de malas formas en el lenguaje y un defecto de repertorio. Antesala de la mediocridad, que en su justa definición se refiere a algo que es medio, ni bueno ni malo. Buenas ideas de los bienhablados y los encadenaos, sin el desarrollo deseado. Y pequeño paso atrás del coro de Procopio en el momento más inoportuno.

‘La ciudad de la Laguna’: La comparsa de David Carapapa, ahora en solitario, mantiene el sello de la elegancia y dulzura del marqués, a falta de comprobar el recorrido. Directa, sincera, funcionamejor en ese ámbito que cuando busca mayores alardes. En otras ocasiones causaba más impacto en la primera impresión.

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Caña quí, pim pim: Cuarteto recién llegado de la cantera, que aún no ha dado el paso necesario para competir en esta modalidad de adultos. Las diferencias son significativas. Hay cara, poca vergüenza, desparpajo en estos chavales para salir con valor a las tablas. Pero faltaba repertorio y sobraban algunos excesos en el vocabulario.

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Los bienhablados: Sorprendían por la idea, original. Convertían los improperios en cultismos, con un estilo surrealista, pamplinesco, bebiendo de las fuentes de Yuyu e incluso el paisano Bizcocho. Faltó ingenio para desarrollar con mayor destreza el tipo. Mejor en el popurrí, y es que esas chirigotas foráneas funcionan mucho mejor en las partes fijas.

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Los encadenaos. XXI: Otra idea interesante aunque de muy difícil adaptación visual. Enganchados a las redes sociales. Estilo juancarlista, aunque con menor densidad que otras comparsas que llegan con mayores pretensiones. Afinación correcta de la comparsa de Jaén.

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Enlorquecidos: La comparsa de El Puerto no sólo se basó en Lorca sino que cogió de raíz muchos de sus versos para confeccionar el popurrí. Comparsa de estilo muy añejo, que resulta demasiado antigua en el momento actual.

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Gloria bendita: El coro de Antonio Procopio y Miguel Ángel García Argüez alcanzó un buen nivel en interpretación, aunque por debajo de los grandes, y en esta ocasión la idea no ha cuajado como ‘Tiempos modernos’ y ‘Gran reserva’. Tampoco la selección musical ni la composición literal. El tango sencillo, bonito, bien escrito.

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Las supermamás: Una chirigota perfectamente diseñada para concursar en cualquier certamen de Carnaval, lo que le confiere cierta frialdad. Un tipo de mamá que ya es adorable (aunque las pintas no son las mejores), letras agradecidas y bromitas en el popurrí que suben el efecto con los bailecitos de turno.

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