En un ejercicio de coherencia narrativa, la sesión de preliminares este lunes 27 de enero ha sido tan floja, más o menos, como lo fue la del domingo. Los espectadores que estaban siguiendo el Concurso del Carnaval de Cádiz estaba a punto de perder la paciencia cuando, paradójicamente, llegó la chirigota de Fermín. Los puertorrealeños han conseguido levantar una floja sesión con ingenio y una puesta en escena original que fue respondida con vítores por el respetable.
Ellos y la chirigota de San Fernando fueron los únicos representantes de la provincia de Cádiz. La población con más representantes fue Mérida. Y no sólo por llevar un coro, dirigido por Tron, sino porque, tras ellos, llegó una chirigota que fue una cerdada. Y no porque fuera mala, más al contrario, sino porque iban de cerdo. El resto de la sesión, más para olvidar que para recordar.
Las seductoras
La comparsa femenina de Alcalá de Guadaira es de las esperadas por sus letras comprometidas, expresadas con contundencia. Este año, sin embargo, se echó en falta uno de esos pasodobles reivindicativos. Le sacaron jugo al tipo, pero dejaron la sensación de que habían perdido un poco de fuerza.
Coromía
La propuesta del coro emeritense gustó, aunque hay que reconocer que había mucho extremeño en el público. El coro montó un pequeño número de musical, alejado de la ortodoxia que se espera de un coro. Los sonidos de instrumentos como la batería y el bajo despistaban un poco durante el repertorio.
Me lo vas a comer to
Cuando uno ve que hay una chirigota que no es andluza, saltan los prejuicios. Sin embargo, esta chirigota extremeña se encargó de desmontarlos. Una puesta en escena divertida acompañada de letras al tipo divirtieron al público desde la presentación. Ojo con ellos porque estarán en la frontera de pasar.
Los del vertedero
La comparsa de Sevilla, que se estrenaba este año en el Falla, abusó de los recursos musicales y al final acabó estropeando una actuación que estaba muy ensayada. Las letras tampoco estuvieron a la altura y el popurrí se hizo interminable.
Los jartibles de las fiestas.
La poca vergüenza en una chirigota está muy bien. Pero no sólo de eso se puede vivir. La agrupación de San Fernando vino con un pasodoble de corte clásico y con mucha enegería a la hora de interpretar, pero con un repertorio más bien cortito. En la calle, a buen seguro, funcionará mejor.
Los caracoles
La presentación hizo albergar alguna esperanza con la grupación. Sin embargo, se fue viniendo abajo conforme avanzó el pase. Una música muy por encima de las letras y un exceso de octavilla, unido al cansancio por una sesión mediocre, hizo que el público empezara a removerse en los asientos.
No aguantamos más… vamos de impacientes
Qué cosas. Lo bueno se hizo esperar pese a que ellos no querían esperar nada. La chirigota de Fermín venía con el reto de igualdar las buenas sensaciones que dejó el año pasado… y lo consiguió con creces. Desde los primeros compases, cuando jugaron con que iban a interpretar el final del popurrí, se metieron al público en el bolsillo. un ejercicio teatral descacharrante con una sucesión de golpes muy al tipo. Y el Tomate, en especial en los pasodobles, ha sido para comérselo.