De Cádiz para el mundo. Así se hizo grande el Carnaval y esta máxima nunca se puede olvidar. Cantar para que te entiendan fuera de estas murallas es el error más salvaje que puede cometer esta pasión tradicional, cuya supervivencia como tal depende de mantener su esencia. Se han cometido inaceptables delitos, pero en los últimos tiempos se ha volteado la mirada hacia los orígenes. La pérdida de Manolo Santander significa un puñal en el corazón de la chirigota clásica, y queda en el empeño de sus compañeros unir fuerzas para mantener su legado.
Falta gaditanismo en la chirigota, y no es ‘chovinismo’. Se echa en falta ese humor de golpes espontáneos, de ingenio de barrio, no tan medido y tocando temas de actualidad de esta tierra. Menos televisión y más periódicos de aquí. Bien lo sabe Fran Quintana, que se nutre de sus vivencias en Cádiz y el legado de sus antepasados para componer comparsas del ahora con mirada al ayer.
Los niños de la calle Gotika: Desacertada chirigota, siniestra en todos sus aspectos. Más que humor negro, oscuro. Poca gracia y además mal cantada. Una de tantas chirigotas de amigos que uno se puede encontrar por las calles de Cádiz, sin ofender a la calle.
El viejo capitán: La comparsa de Conil ofrecía una interpretación correcta, quizás pelín desangelada, aferrada a un tipo que desde el principio conectó con el aficionado.
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Los del puyazo bien dao…¡Va por ustedes!: Estos funcionarios, inspectores de Hacienda, gustan pese a la dificultad de hacer reír con el personaje. Buenos golpes en presentación y popurrí. Simpática y divertida.
Los pacientes: Fran Quintana ha ido creciendo como autor y alcanzado ya la madurez con un estilo reconocible. Muy clásico y sencillo. Buena actuación, aunque se echa en falta algo más de pausa en la interpretación. El popurrí es sensacional.
Los superhombres: Coro que apuesta más por la diversión propia. Echarán un buen ratito en la batea. Sencillo en todos los aspectos.
Los Geni de Cádiz: El gran golpe de la noche. Estuvieron geniales los del Barrio especialmente por el popurrí. Con crecimiento en las piezas cambiables, pueden dar muchísima guerra en la competición. Chirigota muy gaditana con bromas muy locales.
La consulta: Esta consulta de psicólogos cerraba la noche ofreciendo un buen sabor de boca. Sencilla, afinada y con sutileza tanto en la escritura como en la interpretación