Cádiz y su Carnaval es uno de los reclamos turísticos más poderosos y atrayentes de este mes de febrero. Miles de visitantes aterrizan en la capital gaditana para disfrutar de su fiesta grande que combina disfraces, coplas y música en directo en las calles con el carácter afable y extrovertido del gaditano. Este compendio de bondades en muchas ocasiones se aliña con una copita, o dos, de vino dulce, cerveza y algo para picar; desde el socorrido bocadillo hasta tortillitas, cazón y embutido. Todo ello, hace del Carnaval una fiesta original y única que atrae y apasiona a cada vez más gente. Y aunque Ómicron aún está coleando, todo parece indicar que las ganas de Carnaval permanecen intactas tanto para los de Cádiz como para los foráneos.
Este año, la primera toma de contacto será con el Carnaval callejero que adelanta al Concurso oficial del Falla que ha sido pospuesto por el Ayuntamiento de Cádiz hasta junio. Las ilegales ya han anunciado que no están encorsetadas en las normas del COAC y tomarán la ciudad a partir del fin de semana del 26 de febrero. El equipo de Gobierno el Ayuntamiento “confía en la responsabilidad individual y colectiva y apela a ella en un contexto de pandemia que continúa siendo delicado y que no se puede obviar” pero las ganas de diversión después de la travesía en blanco de 2021 por el coronavirus hacen intuir que el Carnaval llenará la ciudad. Ya hay anuncios y carteles que ofrecen viajes a Cádiz para disfrutar de la fiesta.
Algunas empresas abundan en la posibilidad de compaginar una escapada por la provincia de Cádiz aprovechando el puente del Día de Andalucía (lunes 28 de febrero) con una inmersión relámpago en el Carnaval. Una compañía, por ejemplo, ofrece por menos de 300 euros un viaje en autobús desde Palencia con alojamiento en Sanlúcar, desde donde se han organizado escapadas para conocer localidades como Setenil y Ubrique en la ruta de los Pueblos Blancos, Vejer y Cádiz y su carnaval.
También son habituales los viajes para jóvenes organizados desde Granada, Sevilla y Málaga. Su precio es baratísimo (alrededor de 20 euros, en función del lugar de origen). En estos casos, el Carnaval se convierte en pretexto para hacer una botellona.