Lucía Pardo en un carnaval pasado.

CARNAVAL DE CÁDIZ 2020

Lucía Pardo: «Mi coro de carnaval es femenino y feminista»

Lucía Pardo reivindica a las mujeres en el Concurso y pide el antifaz de oro para Adela del Moral

Por  8:00 h.

A Lucía Pardo le corre el carnaval por las venas. Desde muy pequeña ha formado parte de su familia y el hogar en el que creció fue, sin ella saberlo, su primer escenario. O su primera batea. De su padre, Julio Pardo, referente del coro de carnaval en Cádiz, ha heredado la pasión por la fiesta grande de la ciudad y ambos comparten vocación corista.

A Lucía Pardo la pasión por el Carnaval le viene desde niña.

 

Con esos mimbres y sin cumplir los 20 años Lucía se estrenó como autora aportando letras al coro ‘Tirabuzones’. «Cuando dije en mi casa que iba a salir en un coro de mujeres fue una alegría inmensa», recuerda echando la vista a sus orígenes.

El paso que Lucía dio en ese momento no fue solo una cuestión de talento y devoción por el carnaval. Sin ella buscarlo, estaba despejando para las mujeres la senda para acceder a un mundo protagonizado por hombres como era -y es- el Concurso Oficial de Agrupaciones del Carnaval (COAC). Años antes, a principio de los 80, Adela del Moral (pionera en el COAC y «gran referente» femenino del concurso en palabras de Lucía) abrió el camino. Y los ojos a muchas.

Desde su primera incursión en las tablas del Falla hasta la última, Lucía consiguió llegar a dos semifinales con Mi Gaditana y Que Dios nos coja confesá. En esos años un coro de mujeres era una rareza. Ni en el mundo del carnaval ni en la propia sociedad la igualdad real entre hombres y mujeres centraban debate alguno. Con todo, sacó su coro femenino «y feminista, por supuesto», matiza.

 

Lucía Pardo con en el coro Que Dios nos coja confesá

Aunque afirma que nunca se ha sentido discriminada en el COAC por ser mujer, sí que detecta «detalles» desfasados que existían y siguen existiendo. «A mí me han tratado como a una igual en el Concurso y he sentido que mi coro se ha valorado, pero es cierto que también escuchaba esa coletilla de ‘si el coro de las niñas no supera el corte, no pasa nada porque han pasado los grandes’».

 

Como a esos comentarios, tampoco hace oídos sordos a determinadas letras que aún hoy se cantan en el Falla y que, lejos de visibilizar a las mujeres del siglo 21, promueven tópicos y una visión machista. La suegra, la esposa sacrificada, el físico de las mujeres, etc. «Seguro que las intenciones son magníficas pero todavía queda mucho por aprender y, a veces, no saben bien cómo abordar el tema de la igualdad y el feminismo. Como autora de letras de carnaval sé que en muchas ocasiones es difícil acertar, por eso no me lo tomo como una ofensa. Afortunadamente la mentalidad está cambiando».

Para reivindicar el sitio de las mujeres en el Concurso y en la historia del carnaval, su receta pasa por una mayor participación de las mujeres en el Falla y en la calle. Y lanza un mensaje: «animo a aquellas mujeres que tengan algún tipo de inquietud carnavalesca, ya sea salir como componente, cantando, como orquesta o participando de cualquier otra manera, que lo hagan, que se disfruta muchísimo y que ellas pueden con eso y con todo lo que quieran».

Con una gran sonrisa y mano izquierda admite una espinita: «que la participación de las mujeres se vea como algo totalmente normalizado en el Concurso». En el apartado de deseos, como mujer y autora de carnaval, desliza dos mensajes: «Ojalá que pronto no sea noticia que un grupo en el que participan mujeres pase de fase y ojalá, también, que las mujeres autoras estuvieran más reconocidas». En consonancia con ello brinda una idea: «debería de plantearse darle el antifaz de oro a Adela del Moral; aunque no salga es una mujer que tiene que pasar a la historia y ser recordada y premiada por lo que ha hecho».

Lucía tiene cuerda para rato. Aunque este es su tercer año sin ‘salir’ en el carnaval -«entre medio he sido madre, trabajo y tenía que despejarme del Concurso»-, su marido, también autor, es el primero que le anima a que lo haga. Ella despeja dudas: «volveré seguro».