El Carnaval de Cádiz firma con nombre de mujer
Casi una veintena de mujeres de diferentes ámbitos del Carnaval de Cádiz muestran en estas páginas su lucha por una fiesta más igualitaria
Cuando las puertas estaban cerradas, entraron sin llamar. Desafiaron a la sociedad, cantaron cuplés y confeccionaron tangos a su medida. Dejaron de mirar atrás para cambiar el futuro. Pusieron los mimbres de un Carnaval con alma de mujer. Ni las Fiestas Típicas ni la Dictadura, ni más tarde los ‘hoolingans’ contempóraneos consiguieron silenciar unas voces que hoy en día siguen siendo cautivas dentro del Falla y libres en la calle. El Carnaval necesita a la mujer tanto como la mujer al Carnaval. Quizás ha llegado el momento. La calle es una explosión de voces femeninas y están tan asimiladas, que este hábitat ya no se concibe sin ellas. Ahora, es el Concurso Oficial de Agrupaciones el que espera y necesita un cambio, tan vital como imprescindible para caminar de la mano de una fiesta más igualitaria.
En estas páginas hay una veintena de protagonistas que han tomado las riendas de esta revolución feminista, de este asalto carnavalesco con nombre de mujer. Pregoneras, diosas de carne y hueso, maquilladoras, costureras, romanceras, chirigoteras ilegales, intérpretes o autoras, son algunas de las facetas que se recogen entre las páginas de esta revista que pone al Carnaval de Cádiz nombre de mujer.
Mujeres de ayer y de hoy que nos recuerdan que el camino no ha sido fácil, que las puertas no se abren solas y que el no callarse es el único remedio contra la indiferencia. Por ello, ponerlas en valor es un acicate, una referencia para las que vienen empujando y una manera de hacer justicia con las que han escrito también la historia de esta expresión cultural desde sus diferentes ámbitos.
- Donde ocurre lo extraordinario, por Yolanda Vallejo
- Las Niñas de Cádiz: «En aquel momento no nos sentíamos pioneras, teníamos a otras referentes»
- Adela del Moral: «La mujer tiene que escribir y ser autora; tiene que alzar la voz»
- Lola Cazalilla: «Me quedo con lo naturalizada que tiene la cantera la paridad»
- Beatriz González: «Hace falta educación a la hora de escuchar Carnaval»
- La microchirigota con el tipo en la cabeza: “Con más de 60 años también se puede”
- Las Molondritas: La primera (y única) chirigota de mujeres en el Falla
- Susana Ginesta: “La chirigota feminista no se mete con los hombres, sino con el machismo”
- “Siempre me sentí respetada; Cádiz sabía que había un cambio”
- Merche: “Llegué a fantasear con vestirme de chico para cantar en el Falla”
- Lucía Pardo: “Mi coro de carnaval es femenino y feminista”
- Pepi Mayo: “Los disfraces de ahora no tienen nada que ver con los de antaño”
- Érase una vez… un cuento para abrir el telón a la igualadad (la comparsa de Isla Cristina)
Esta historia no empieza ahora. Si miramos atrás, encontraremos las raíces de todo un movimiento y también confeccionaremos la receta para afrontar el futuro con esperanza. Desde Pepi Mayo o Sonia Espinosa diseñando y confeccionando los tipos, hasta Beatriz González presidiendo la primera asociación de Mujeres y Carnaval, pasando por la primera Diosa del Carnaval de Cádiz, Encarna Franco. Entre estas páginas recogeremos la ardua labor de Adela del Moral como pionera del tango en femenino, pasando por la labor de las maquilladoras Pilar Arjona o Carmen Cantero poniendo color y caracterizando a las agrupaciones.
Las reinas de la calle llegarán a esta revista de la mano de Susana Ginesta, Las Niñas de Cádiz, Vega o Carmela, mientras que su presencia en el concurso, exigua pero real, estará presente con otras representantes como Aurora Martínez, Lucía Pardo o Ana María Salas, la única autora del Concurso hoy en día en la modalidad de adultos. Rosario Mateos contará su experiencia con la primera chirigota femenina de la historia, ‘Las molondritas’, mientras que Pasión Vega o Merche encarnarán a algunas de las pregoneras que ha tenido la fiesta a lo largo de su historia.
Todo un abanico de voces para desentrañar una fiesta donde la mujer ha estado más presente de lo que pensamos.
De hecho, fue hace ya décadas cuando vieron la luz las primeras agrupaciones femeninas de la historia. Las primeras referencias se remontan al año 1914 con ‘Las petits criollas’, de Joaquín Palomino y Manuel López Cañamaque, o algo más tarde, en 1928, con ‘Las trovadoras modernistas’ y posteriormente en ‘Mary Popins y su conjunto’, con una sola mujer para encarnar el papel de la protagonista. Ellas fueron las pioneras que fueron enseñando y construyendo el camino. Sin miedo y desafiando a una sociedad chapada a la antigua y donde el ideal de mujer no tenía nada que ver con el de hoy en día. Sin embargo, allí se fraguó el cambio y dio pie a toda una declaración de intenciones feministas. Fue una vez que se restableció la democracia y que el Carnaval de Cádiz volvió al mes de febrero cuando resurgieron agrupaciones formadas por mujeres o los llamados coros mixtos, un avance inesperado para la mujer que hay que agradecer directamente a Adela del Moral.
Junto a las agrupaciones patrocinadas por la peña ‘Enrique el Molondro’ llegó una generación de voces femeninas capitaneadas por esta joven corista que se enfrentó a quienes cuestionaban el papel de la mujer como figura activa en la fiesta y que puso sobre la mesa los cimientos del coro mixto. Más allá de achantarse ante las críticas feroces de una sociedad machista, Adela del Moral firmó su primera agrupación en el concurso oficial en 1981 con ‘Los mariscaores gaditanos’, que aunque no entró en la final puso las cartas sobre la mesa. Tras éste, llegaron otros como ‘Piconeras o franceses’ o ‘Plaza de Mina’.
Adela del Moral, la pionera
Poco a poco, el coro de Adela consiguió afianzarse en el certamen hasta alcanzar la gloria en el año 1986 con ‘La viudita naviera’ con un primer premio más que merecido, que tuvo continuidad con otra gran obra al año siguiente, con Watusi, que refrendó el éxito de la iniciativa que más puertas abrió a la mujer en el Carnaval de Cádiz.
El coro de Adela del Moral, dirigido por su marido, Luis Frade, no sólo consiguió demostrar que la mujer podía participar activamente en la fiesta sino que creó tendencia. Poco después, las mujeres fueron tomando nota y el coro de San Fernando, de la peña ‘Colorín Colorao’, fue incorporando de forma paulatina a las mujeres, primero en la orquesta y posteriormente en la cuerda de tenores, cambiando también la historia de la agrupación isleña. De este modo, se hicieron con un nombre en la modalidad con una nueva fórmula que siguieron varios de los coros formados en distintos puntos de la provincia, como los de Puerto Real, El Puerto de Santa María o Algeciras.
Con el coro mixto en la cumbre y la mujer aceptada socialmente como parte de la fiesta, a finales de los años ochenta sólo quedaba esperar para ver la proliferación de grupos femeninos en todas las modalidades y la aparición de autoras dispuestas a firmar sus repertorios.
Sin embargo, parece éste un asalto que aún no se ha llegado a producir. Salvo excepciones, la voz femenina sigue sin alzarse con fuerza y sin miedo, aunque sólo hay que mirar a las categorías inferiores para preveer que el camino está lleno de peregrinas que, tarde o temprano, formarán parte de la historia de esta fiesta.
Mientras tanto, otras muchas se refugian en la calle cada año para hacer sonar su canto, su copla de forma incontestable e imparable. El Carnaval también es cosa de mujeres. Las puertas ya están abiertas.