‘La luz de Cádiz’, esta luz, penetra por los cinco sentidos. La esencia del mensaje se transmite a través de unas voces privilegiadas, arropadas por un escenario brillante que intenta recoger (imposible) la luz de esta tierra. Y entonces irrumpe la emoción, se abre hueco entre la piel, huesos y músculos para calarse adentro. Un sentimiento totalmente subjetivo que puede o no ser compartido.
La comparsa de Remolino enciende una noche tenue que sólo brilla en la madrugada. No nos rescata de la oscuridad, pues pequeños destellos mantienen con vida una sesión plana, con ligerísimos altibajos. El coro de Valdés sigue sus pasos, primando en esta ocasión más la simpatía que la risa carcajeante; la chirigota de Écija conecta y eso es una hazaña ante un público exigente. Intermitencia en los jóvenes chirigoteros gaditanos y comparsistas cordobeses. Y tierra quemada todo lo demás. A alguno, en algún momento, se le apagó la luz.
Coro ‘Siguiendo tus pasos, Cádiz’: El chiricoro saltaba a escena. Con la simpatía que le precede en su extensa carrera, liderados por la sonrisa de José Manuel Valdés. Una versión de las fans de los Santos, esas penitentes que van detrás de los pasos en Semana Santa. Su repertorio es mucho más de risa que de carcajada. No es el coro que mejor canta, ni el que mejor escribe, por eso su parte humorística resulta esencial para ir subiendo escalones durante el Concurso. Este año parece que no lo han conseguido. Mejor el primer cuplé que el segundo, y con algunos golpes en el popurrí. Precioso el final.
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Chirigota ‘Tin-ta, Tin-ta’: Estos jóvenes le ponen mucho cariño a su chirigota, aunque los nervios juegan malas pasadas y les costó entrar en faena. Pasodoble picaíto, clásico, muy marcado y entonado con gusto. Mucha humildad, hasta cierta timidez, en su enfrentamiento con el Falla. Les falta maldad, que irán adquiriendo con la madurez y el paso de los años, pero aquí hay mimbres. Y autores con mucho Carnaval a cuestas..
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Comparsa Los vendehumo: Comparsa muy plana musicalmente, sin nada que despierte al respetable y que pasa desapercibido como tantas otras. Y eso que el letrista es políticamente incorrecto y trata temas espinosos, algo que se agradece en una fiesta encorsetada. Sin embargo, pasa desapercibido porque a ese riesgo le vendría de perlas una apuesta diferente. Hacer lo que hacen casi todos, con peor grupo y peor música, no funciona en un concurso tan largo.
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Cuarteto Aquí ya está to inventao: Pincharon. Por debajo de otros años, sin que el listón estuviera altísimo. Sólo responde el hombre de Vitruvio, y el resto se queda en un mero intento. Problemas en la interpretación, con lagunas, olvidos, despistes. Y eso que el Falla le guardó un respeto que en otros años, y con otro sistema de venta de entradas, no se lo tendría.
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Comparsa Los mequetrefes: Comparsa con buenas intenciones, un tipo alegre con el que se empatiza, y un gusto en el cante propio de los maestros de su tierra que le han precedido en estas tablas. Pero todas esas buenas maneras luego no se plasman con acierto en el repertorio. Demasiado ‘light’, sin fuerza, propio más de un grupo de la cantera. Al menos, no tienen vicios todavía de los que desprenderse.
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Chirigota ‘Paqui, baja aunque sea en pijama’: Chirigota que se lo ha creído, en el buen sentido. Desde que dieron el saltito a cuartos, levantan una expectación a la que responden con buenas claves carnavalescas. Novios esperando a su paqui, abajo en la casapuerta. Buena entonación y golpes fresquitos, además muchos pegados al tipo. Bien la música del pasodoble, aunque poco chirigotero y un tanto fúnebre el segundo. Gran primer cuplé y surrealista el segundo, al alcande de muy pocos carnavaleros, sobre la venta de los disfraces del Pellejo. Interesante popurrí que les acerca a cuartos.
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Comparsa El arrecife: Con la potencia de siempre, estas voces rondeñas pretendían levantar al carnavalero a golpe de bocinazos. Interesante primer pasodoble, el repertorio iba cayendo a medida que se prolongaba el popurrí. Agradable aunque falto de un pequeño paso adelante.
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Comparsa ‘La luz de Cádiz’: Con la pretensión inviable de captar y transmitir la luz de Cádiz, esta comparsa lo intenta mediante sus privilegiadas gargantas, Interesante propuesta, con una fuerza irrebatible en sus emocionantes pasodobles y en sus cuplés chirigoteros. Algunos defectos en la interpretación, con errores propios del primer día, y el complejo popurrí que invita a otra escucha provocan que ese brillo no deje ciego al aficionado.
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