Francisco Flores, presidente de Andacat, impulsora del proyecto del Carnaval de Cádiz en Barcelona.

Carnaval de Cádiz

El Carnaval de Cádiz en Barcelona: «La cultura une a los pueblos»

«Para poder financiar la gala en el Liceo hay que vender todas las entradas, así que el éxito es del público y el mérito de las agrupaciones»

Por  18:37 h.

Barcelona es ‘bona’ si el Carnaval ‘sona’. El patrimonio inmaterial del gaditano se ha colado por las rendijas de una tierra hermana a través de las raíces de sus inmigrantes. Hasta tal punto que el ‘Me han dicho que el amarillo…’ se entona con acento catalán y animando al equipo gaditano, no en virtud de ninguna reivindicación política. La cultura une; o al menos, debe unir, nunca separar. El peregrinaje desde la Tacita a la ciudad condal comienza a convertirse en una tradición de la que todos disfrutan, los que van y los que permanecen. Un éxito de la Fundación Andacat (Andalucía en Cataluña), que en tres años ha consolidado un proyecto que podría parecer disparatado que crece con fuerza y salud de hierro. Este año se ha fijado Zaragoza como etapa en el camino y se han unido las chirigotas ilegales. Francisco Flores, presidente de la citada Fundación, desgrana las claves de esta iniciativa.

 

-¿Cómo valora esta tercera edición del Carnaval de Cádiz en el Teatro Liceo de Barcelona?

 

-Ha ido muy bien. De lo que iba a ser un homenaje a encontrar algo que se está consolidando. Seguimos creciendo, este año con la incorporación de las callejeras, que sabíamos de su calidad pero no cómo iba a reaccionar el público. Con pequeñas cosas por corregir, fue un éxito este Carnaval improvisado, el orden desordenado. Y la gala en el Liceo… impresionante. La calidad del Carnaval de Cádiz es cada año mayor y se percibe en cada edición.

 

-¿Han funcionado las ilegales en un entorno tan distinto al habitual como son las calles de Barcelona?

 

-Aquí en Cataluña todo se hace muy programado, estructurado, y nosotros buscamos un poco la improvisación, típica de la fiesta. Cuatro agrupaciones de Cataluña recibieron a las gaditanas, que llegaban al muelle en un barco, y a partir de ahí se perdieron por los distintos rincones, sin orden ninguno. Entonces se produjo esa explosión cultural, y la cultura une a los pueblos. Más de 2.000 personas se llegaron a parar para escucharlas. Unos las esperaban, como el gaditano que se sentía igual que en La Viña; otros se engancharon sobre la marcha. Es el primer inicio para descubrir Cádiz, una gran promoción, y es que sé que espectadores que el año pasado estuvieron en el Liceo, este marzo acudieron a Cádiz.

 

-Y el Liceo, de nuevo, lleno hasta el último piso.

 

Se acabaron las entradas hace un mes. 2.500 personas en un ambiente genial, con la gente coreando las coplas. Se vendieron hasta las zonas sin visibilidad, con cinco pisos cargados de gente. Impresionante.

 

-¿Con esta iniciativa se recauda dinero para su aportación en otros proyectos?

 

-No. Este es un acto auto-financiado. Los precios oscilan entre los 70 y los 18 euros, que para la ópera no es caro ni mucho menos. Para poder repetirlo se tiene que vender el 100% del aforo. Si se vendiera el 80%, lo que para otros sería un éxito, para nosotros sería un fracaso porque no se podría llevar a cabo. Son más de 200 artistas sobre un escenario. Sólo donamos un euro por cada entrada al Hospital San Juan de Dios para la investigación en las luchas contra el cáncer infantil. Mientras no entren marcas privadas patrocinadoras, no se puede hacer de otra forma.

 

-¿Y cuenta con alguna de estas iniciativas para el futuro?

 

-No acabamos de abrir las ventanas. Aunque llevamos tres años, es un proyecto joven. Seguiremos andando el camino en esta búsqueda.

 

-Este año incluyeron una nueva etapa, en Zaragoza. ¿Cómo fue posible? ¿Se ha logrado el objetivo?

 

-Se pusieron en contacto los responsables de la Casa de Andalucía en Zaragoza para exportar el mismo proyecto. Se aplica la misma fórmula. Zaragoza es una plaza complicada y se llenó el Auditorio (la Sala Mozart, con 1.560 espectadores), así que se ha cumplido con el reto. La idea es seguir avanzando en estos caminos, que el Carnaval tenga cabida en los mejores teatros de toda España.

 

-¿Cuál es la clave del éxito?

 

-El público, porque sin él no sería posible. Y el mérito es de las agrupaciones, que llaman a los aficionados. Cada año superan el nivel, hay mayor calidad sonora y visual, están a la altura de todo esto. Si le pones el lacito y lo metes en uno de los mejores teatros que puede haber…

El Marqués de Cádiz, en la muestra del Carnaval de Cádiz en Barcelona.

El Marqués de Cádiz, en la muestra del Carnaval de Cádiz en Barcelona.

-¿Qué tipo de público suele acudir al Liceo a ver estos espectáculos?

 

-Lo cierto es que apenas nos fijamos porque tampoco nos importa. Está claro que la mayoría son gaditanos emigrantes o andaluces de segunda generación, pero también han venido seguidores del sur de Francia o del interior de España. Y un público catalán que está descubriendo el Carnaval.

 

-Este festival ha estado marcado por la ausencia a última hora de Manolo Santander por motivos de salud.

 

-Sin duda. Manolo estuvo al pie del cañón desde el principio, lideró al equipo, peleó para hacer realidad esta tercera participación y estaba muy ilusionado. Por eso se me cayó el alma al suelo cuando me llamaron para avisarme de que no venía. Pero lo primero es su salud. Ha sido un palo para él y para el público, se nos ha quedado el mal sabor de boca porque lo queríamos ver ahí luchando con el ‘Me han dicho que el amarillo…’. Se corregirá en futuras ediciones.

 

-En tiempos difíciles en Cataluña, es gratificante ver esta unión entre dos pueblos tan diferentes en cierto modo.

 

La cultura une a los pueblos y aquí está la prueba. Las diputaciones de Cádiz y de Barcelona, de diferente color político, de PSOE y Esquerra Republicana, han trabajado juntos por el bien común. Es necesario sumar esfuerzos con la cultura como denominador común. No ha habido ningún problema y eso que ha habido personas de todo tipo e ideología en la calle y en el palco.

 

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