Los carnívales en semifnales del COAC 2019: Actuación de la comparsa
Actuación de la comparsa Los carnívales en cuartos del COAC 2019
ACTUACIÓN EN PRELIMINARES DE LA COMPARSA LOS CARNÍVALES
VALORACIÓN: MUY BUENA
Antonio Martínez Ares volvió por el principio de su obra. Aunque la puesta en escena invitaba a pensar lo contrario, ‘El Niño’ llegaba a las tablas del Falla con la creación más sencilla desde su vuelta. O al menos, eso pareció hasta que acabó el segundo cuplé.
La presentación, como no podía ser menos, llegó magistralmente interpretada. Adiós a lo enrevesado e ideas indescriptibles. La comparsa de Ares se desnudaba en la primera cita. Las capas para descifrar al caníbal parecían haber desaparecido en una gran primera pieza. “Tu tienes permiso para vivir y yo permiso para matar” era la carta de presentación de estos caníbales insaciables de coplas y copleros de Carnaval. Ellos necesitan de febrero para vivir, no había más que desentrañar .
Con el pasodoble, el autor traía carnaza para los nostágicos. Volvía el compás de principio de los noventa. A veces llegó a sonar hasta chirigotero. La sencillez seguía siendo la compañera en esta primera parte del recorrido. El primero de presentación, sin piruetas, al pie y maravillosamente escrito. A la altura de lo esperado. El segundo a Constantino Tovar. Cuando Antonio estaba en su retiro comentando el Concurso, Tino le dedicaba un pasodoble pidiendo su vuelta con ‘Volver a empezar’. Aquel día, Ares reconocía que esa era la lanza que más profunda le había llegado. Hoy, con su comparsa, le devolvía la misma moneda. Usando la misma estructura y el mismo remate para pedir su vuelta. Enorme, tanto en música como en letra.
Con los cuplés llegaba la parte más baja del repertorio. El primero de contenido sexual y el segundo carnavalero y al tipo. Lo mejor de la tanda, sin duda, el estribillo. “Y cuando llega el Carnaval siempre me quedo con hambre de quererte un poco más”.
PEDIMOS EL VAR EN EL POPURRÍ
Pedimos el VAR en el popurrí. Hay serios indicios de que el autor nos haya tocado el alma. Ares llegó a la última pieza con los versos en plancha y la literatura por delante. Necesitamos devorar esta última parte para comprenderla al completo. Hasta aquí todo parecía de color de rosa. Pero el Ares del siglo XX se había quedado en los pasodobles. Habrá que volver a escuchar. Esta última pieza dejó al respetable a medias y con la sensación de que el autor, una vez más, había estado por encima de todo intelecto (al menos del que escribe estas letras). Demasiado fugaz como para paladear. Demasiado corto como para volverse a enamorar. Habrá que devorarlos a ellos.
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