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La potencia de su presentación deja claro que nos encontramos ante una comparsa de primer nivel. Tanto en voces como en interpretación, los portuenses de Pedro Romero son unos auténticos artistas. Y eso el público lo ha sabido premiar con su espectacular ovación. El primer pasodoble ha sido un precioso homenaje a María la Hierbabuena, a la que se echa de menos en el teatro. Los gitanos se han vuelto a meter al público en el bolsillo al hacerle gritar a coro, antes de rematar el pasodoble, el grito que lanzó a María a la fama: “ole, ole y ole… y el que no diga ole que se le seque la hierbabuena”. De categoría. El segundo de los pasodobles de la noche ha hecho un repaso por la flamencología gaditana. Chano Lobato, Enrique el Mellizo… y muchos artistas han tenido cabida en este homenaje, que quizás haya sido eclipsado por la calidad del pasodoble anterior. En los cuplés no han bajado tanto el nivel como la mayoría de las comparsas. El primero ha tratado sobre las disputas carnavalescas que parecen haberse solucionado: Subiela y el Chupa, Aragón y Trujillo… ironizando con que ellos dirán a Luis Galán que les escriba. En el segundo hablan de uno que tiene un puesto de pipas y kikos, pero al final va al Don Tico y se pone como el kiko de comer pipas. Han bordado el popurrí, muy fiel a su estilo de siempre, incluyendo un mini espectáculo de baile flamenco al final. Huele a final más que a romero.
