LAS DOS CARAS DE... DANI ILLESCAS

Un chirigotero de siempre que empieza de nuevo

Ligado desde niño a los mejores autores de la modalidad forma parte de un grupo nuevo con 'Los de la custodia'

Por  8:41 h.

Es un tópico que, sólo a veces, responde a la realidad, pero Daniel Illescas, Dani para todos, es uno de los hombres más queridos del Carnaval. Vivió las coplas desde pequeño, sufrió un contagio por la tradicional vía familiar y lo ha probado todo. Incluso se ha atrevido con los monólogos en bares, locales y salas, como otra decena de intérpretes de las coplas gaditanas.

Pero dentro del Falla, ha salido incluso en cuarteto, también en coro y comparsa, en todas las categorías, desde las más pequeñas hasta la de adultos, en la que ya es un clásico. Después de crecer, mucho, hace años que se confirmó como chirigotero. Su nombre ha estado unido a componentes y autores de prestigio. Se muestra agradecido al recordar a José Manuel Sánchez Reyes, a los de Cárdenas y Peñalver, añora como pocos al Petra.

Pero este año le toca nueva aventura, junto a Mario Rodríguez Parra, otro autor con el que congenia, para el que solo tiene halagos, copleros y personales. Con ?Los de la custodia? ha caído de pie. La chirigota ha gustado, espera cantar hasta dos veces más y no se plantea topes «porque estar en la final es un sueño que nos gusta tener a todos».

Tiene mayor mérito que su grupo suene como uno de los diez mejores en la categoría más reñida cuando se acaba de formar. Es una combinación de intérpretes de Puerto Real con parte del grupo que durante los últimos años salió con Manolo Santander, entre otros. El hecho de volver a empezar de nuevo, le llena de ilusión: «La gente que se ha gastado el dinero de la entrada se puede quedar hasta el final. Actuamos los últimos y puedo asegurar que merecerá la pena, llevamos una letra de pasodoble muy especial… Pero no puedo desvelarla», asegura mientras mira la cola de los espectadores que retiran sus entradas en la taquilla del Gran Teatro Falla.

Lejos de las tablas, Daniel trabaja en el Muelle Pesquero. Admite que los lunes tiene un horario duro, «me levanto a las cinco y media de la mañana» pero le quita trascendencia porque «el resto de la semana tengo un horario más convencional. No me quejo». Además, no es de lo que les gusta quejarse, ni de lo que le sucede en el Falla ni de lo que le pase fuera. No tiene motivos.