LAS DOS CARAS DE... JOSÉ LUIS PILUESTÁN

De don José Luis al Barba a golpe de blam-blam

Selu Piulestán confía en volver a ganar un primer premio en cuartetos de la mano de Manuel Jesús Morera

Por  2:40 h.

 

Es el cuartetero más laureado de la historia del Carnaval. Selu Piulestán es el verdadero hombre récord de la modalidad, con ocho primeros premios y dieciocho participaciones. Y eso a pesar de que solo tiene 36 años.

Este año vuelve al Concurso con ‘Los que hundieron el Vaporcito’ y de nuevo, tras sus dos primeros pases, aspira a lo máximo con el repertorio escrito por Manuel Jesús Morera. A los memorables personajes que ha interpretado en las tablas del Falla este año suma el del presidente de un peculiar club de fútbol que pretende reflotar a toda costa. Y precisamente ese personaje, el del presidente, es el que ahora le persigue en el trabajo, donde hay más de uno que bromea con él dándole ese tratamiento. En este caso quienes le gastan la broma no son sus compañeros, sino sus alumnos, porque en su vida cotidiana Selu, el Barba, es don José Luis.

Hace años ya que Selu imparte clases de Secundaria en el colegio La Salle Santa Natalia de El Puerto de Santa María, prolongando así toda una vida vinculado a los hermanos de las Escuelas Cristianas. Licenciado en Historia, se encarga de asignaturas de la rama de Humanidades, como Lengua, Historia, Latín, Literatura, Religión o Arte.

En su trabajo es importante saber marcar las diferencias entre su faceta como cuartetero y su labor docente, reconociendo que es «un profesor de los serios».

Su jornada laboral le permite compatibilizar sin demasiados problemas el trabajo y los ensayos del cuarteto. Eso sí, cuanto más éxito y más premios, más actuaciones, más contratos y más viajes. Esas horas que debe pasar fuera de casa, unidas a su otra gran pasión, la Semana Santa, terminan por quitarle más tiempo de la cuenta, tanto que reconoce que llega un momento en que «ya el cansancio pesa». Sobre todo ahora, desde hace poco más de un mes, se replantea la forma de repartir su tiempo, porque ese es el tiempo que hace que se ha convertido en padre. «La niña es todavía muy pequeña, pero ya hay una ilusión nueva cuando se actúa. El día de preliminares le dije a mi mujer que tuviera a la niña despierta delante de la tele a la hora del cuarteto», cuenta.

Este año intentará dosificarse más en las actuaciones de la calle. Seguro que así su presencia se apreciará más que nunca.