OPINIÓN

LAS MEONAS

Por  1:41 h.

 

Al diccionario de la academia «gadita» publicado en la Guía del Carnaval que edita la Asociación de Comerciantes del Casco histórico se le ha olvidado incluir el término que más furor hace en los últimos tiempos, ‘las meonas’ del Carnaval. Y no. No son «señoras que alivian su vejiga en cualquier parte» que diría el Facebook, sino ese grupito tan cachondo de niñas fuera de control que acompaña siempre a las agrupaciones punteras -parezco el Yona-, que se cosen el mismo tipo que las comparsas, que se aprenden rápidamente los repertorios y que las persiguen allá donde van con la única pretensión de ligarse al que más píe del grupo o de hacerse una foto con Juancarlo para colgarla en el Tuenti. Están organizadas, eso sí, nunca son más de doce, para que no haya peleas. Abundan también detrás de las bateas de los coros o en la carpa, y son fácilmente reconocibles.

Tanto, que en un alarde de igualdad bibianística, ha empezado a proliferar su trasunto masculino, los meones, los que lloran por una foto, los que cuidan su aspecto y su atuendo, los que no se pierden una. Si no me creen, busquénlos el lunes, detrás del Medinaceli.