OPINIÓN

Aquí todo es diferente

Por  0:16 h.

 

El Carnaval en Cádiz, nace se hace y se disfruta, a partir de la participación y para lograr esa fundamental colaboración del público protagonista, se componen los estribillos. Aquellos que se han cantado toda la vida como el «ja ja ja ja ja que se ríe hasta el mismo Moret.», o aquel otro de «no me mires mas no me seas guasón.» o «la mojama del atún.», todos o casi todos los hemos cantado y los seguimos entonando cuando llega la ocasión, aunque nos damos cuenta que cada vez somos menos voces para estos estribillos. Es mucho de Cádiz, cantar en pandilla cuando presumimos de cuna, el barquito, gaditana, y como no, los duros antiguos, eso es mucho de aquí, cuando estamos allí y es bueno demostrar lo que tenemos, que somos en algo o en mucho diferentes. Nos gusta participar, juntar voluntades, aunque en otras ocasiones no se note. Repetimos estribillos, golpes, «pegos» como dicen los de Córdoba, nos aprendemos letras y músicas sabiendo su procedencia, año, tipo, autor y premio, para cantarlas sin más en una noche de verano, en grupo, sin intención alguna, solo cantar como un descuidado y humilde homenaje al levante en calma.

Lo podemos oír cualquier día, paseando a cualquier hora por cualquier parte de por aquí, para sin darle mayor importancia considerarlo ya tan nuestro como las olas, o las gaviotas, que nadie se vuelve a mirar, estamos acostumbrados, son nuestros sones de Cádiz. Todo esto tan normal puede llegar en alguna ocasión a un nivel tal, que por su magnitud sea capaz de disponer nuestros sentimientos en fila recorriendo a velocidad de vértigo la columna vertebral, haciéndonos temblar de pura emoción y sin saber que nos ocurre, deleitarnos con un nudo paralizador en la garganta, lágrimas en los ojos, y a disfrutar cantando y escuchando como, inexplicablemente, todo el público del Falla fue capaz de cantar entero, letra música y compás, «me han dicho que el amarillo» el verdadero himno del Cádiz, en un merecido homenaje a su autor Manolo Santander allí presente, en su sitio, en el teatro, en el Concurso, y como todo lo sorprendente de Cádiz, sin previo aviso, así de repente. Gracias Vera Luque por provocar con tus hinchapelotas el canto del Falla. Así es Cádiz.