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Carnaval de Cádiz 2019

Y te diré quién eres

A falta de escuchar qué se canta en cuartos y en semifinales, las preliminares han dejado una nómina de temas que dice mucho más de lo que dice

Por  7:15 h.

Se decía antes -antes de las redes, antes de la televisión, antes de todo- que las letras de Carnaval eran una especie de periodismo cantado y que servían de termómetro del momento social que se vivía. Fácil es comprobarlo, porque para eso están las hemerotecas incluso en las épocas de censura más dura, épocas que incluso resultan más interesantes por aquello del doble sentido, de la intención y de las maneras de burlar el férreo control político. Luego ya sabemos en qué ha ido derivando esto, y los temas cantados ponían más el acento en lo que pasaba más allá de Cortadura que en lo que se cocía en los pucheros de nuestra ciudad; son las cosas de la globalización, de los contratos y de las audiencias.

 

Pero más allá del forillo, de los cameos y de los carteles que explican de quién se está hablando (odio esos carteles), se sigue construyendo un relato muy certero de lo que pasa en la calle, de lo que preocupa a la sociedad, o eso quiero pensar; tal vez no es más que una campaña de imagen -y de sonido- y se canta lo que se tiene que cantar por aquello de lo políticamente correcto. No hay más que ver el top ten de los temas más cantados para ver dónde están los intereses creados. Ya sabe, dime lo que cantas y te diré quién eres.

 

A falta de escuchar qué se canta en cuartos y en semifinales, las preliminares han dejado una nómina de temas que dice mucho más de lo que dice. No tiene más que ver la lista elaborada por este periódico, una lista que encabeza la violencia de género como el asunto más cantado con más de veinticinco coplas dedicadas a una de las lacras más despreciables de este país; el feminismo, la lucha de los pensionistas, el maltrato nacional a los andaluces, la identidad de género y derechos LGTBI… Y una se reconcilia y piensa que no está todo perdido y que vivimos buenos tiempos para la reivindicación social.

 

Claro que, si sigue escuchando los repertorios, resulta que las cachas de mi vecina Carmeluchi, mi primo el mariquita, mi suegra como ya dije, los cuernos de mi cuñada y hasta los sordos -si me apuran- siguen siendo objeto de cuplés, y hasta puede encontrar algún caso de delirante desdoblamiento de personalidad, con un pasodoble feminista y un cuplé de lo más machista en el mismo pase. Son cosas que pasan.

No lo interprete mal. Somos como somos y cantamos lo que cantamos. No hay que darle más vueltas. El carnaval está tan vivo como usted y como yo, habrá que esperar a la siguiente vuelta o asumir qué es lo que nos interesa…