Cádiz 190228 Final del concurso de romancero

CARNAVAL DE CÁDIZ 2020

Si me queréis, irse

Por  8:00 h.

Dejadlo tranquilo, de verdad, que muchas gracias. Dejad tranquilito al romancero ahí, donde está, como está. Como decía Neruda: dejadlo estar calladito, como ausente, que os oiga desde lejos pero que vuestra voz no lo toque. Que el concurso oficial de agrupaciones no termine por degradarlo, por pervertirlo, por globalizarlo. Apartad vuestras sucias garras de él.

 

Hace un par de días una de las agrupaciones que más fuerte parece haber pegado este año, solicitaba en el primero de sus pasodobles que el romancero tuviera un sitio en el COAC. No es la primera vez que se pide desde las tablas del teatro algo así, y seguro que se hace desde el respeto y el cariño, pero hay amores y abrazos que matan, no seamos tan impacientes. Dejadlo tranquilito, de verdad, que muchas gracias; porque con lo que gusta en el concurso de agrupaciones copiar y desarrollar una idea, mañana podrían estar pidiéndolo más autores y ¿quién sabe? en Cádiz se impuso una medalla a la imagen de una Virgen porque lo pidieron seis mil personas.

 

Si el romancero ha sobrevivido sin demasiados contratiempos manteniendo su esencia, es precisamente por la falta de ambición, por conformarse con ser una modalidad sin más pretensiones ni más alcance que los cuatro o cinco metros de la voz declamada. Que muchas gracias, pero dejadlo tranquilito. Seguro que si la Asociación de Romanceros tuviese algún tipo de intención en ese sentido, sabría cómo reclamar su presencia. El concurso y las televisiones, todas, han terminado convirtiendo —sé que todavía, afortunadamente, hay excepciones—a los coros en musicales de la Gran Vía; a las comparsas en grupos de moda donde el pasodoble genuinamente gaditano es cada día más una baladita hortera; a las chirigotas en una ‘performance’ humorística, y a los cuartetos en una suerte de espectáculo cómico-teatral. No quisiera ver el romancero convertido en un monólogo, como tantos, con el tablón proyectado para que sea visto por todo el teatro, con cameos constantes, con contenidos metacarnavaleros o con el romancista haciendo la iguana en el escenario. No, dejadlo tranquilito, de verdad, que muchas gracias.