Carnaval de Cádiz

Seis por tres: doce y me llevo cuatro

La calculadora Casio está bien para una obra de ingeniería, pero no para el Carnaval

Por  9:36 h.

Ya en el siglo XVI, Andrea Palladio, eminente arquitecto veneciano, escribía: «La belleza procederá de la forma y la forma de la correspondencia del todo con las partes, de las partes entre sí, y de las mismas con el todo, de manera que el edificio aparezca como un único y bien terminado cuerpo». Entendía que la belleza partía de la consecución de un todo proporcionado y armónico.

 

Las calculadoras y los coeficientes están muy bien para las obras de ingeniería, pero no para puntuar cuplés, tangos o pasodobles del Carnaval de Cádiz. Una obra artística requiere una valoración global. Así lo hace el público que asiste a un teatro y esta, en mi opinión, sería la forma adecuada para facilitar que el fallo de un jurado se mantenga en sintonía con la opinión mayoritaria del aficionado.

 

Asistimos en el Concurso de Agrupaciones de adultos a una modificación del Reglamento que es un monumento –un auténtico mamotreto– a la contradicción. Se implementa este tipo de evaluación global en la fase de preselección, pero a partir ahí se incrementa el sinsentido de puntuar factores que no deben ser evaluados por separado: música, letra y afinación. Este año se puntúa cada cosa aisladamente, se dividen entre tres y se aplica el coeficiente (blam-blam); esta última frase además de una mala cuarteta, también me parece un despropósito artísticamente hablando.

 

Y si quieren me explico ¿Alguno quiere probar mentalmente a fundir la música del ‘Himno de la alegría’ de Beethoven con, por ejemplo, las ‘Nanas de la cebolla’ de Miguel Hernández? Imaginémoslo ¿Cómo puntuaría un jurado la unión de una música y una letra colosal que ofrece como resultado un auténtico disparate? ¿Dónde se evalúa el buen gusto? ¿Dónde la coherencia y la armonía entre los distintos elementos? La afinación, ni comentarla.

 

Entiendo la suspicacia que en algunos autores puede surgir por la ausencia de un elemento «objetivo» como los puntos, pero estos nacen de la misma subjetividad que un «no apto». Si creemos en la honorabilidad del Jurado, confiemos con todas sus consecuencias y abandonemos la Casio FX, que –al menos en la mía– cuando calculo el logaritmo de un vellito de punta siempre me sale una ‘E’.