La cromatina carnavalera

Carnaval en el alma

La ceniza ha vuelto a recordarnos que la alegría del carnaval es efímera

Por  6:00 h.

Se nos va el 3×4, se nos va el bullicio, se nos va el compás de la guitarra, se acabó el concurso y la calle se nos escapa como un líquido que resbala por nuestras manos sin poder detenerlo. Apenas estábamos disfrutándolo cuando ya todo se nos va. La cuaresma enciende la luz de las velas y apaga las gargantas, anuncia el recogimiento de una vida que estaba plena de alegría y diversión, inicia un nuevo camino en el que sobran los pitos, las palmas, las coplas y hasta las copas.

La ceniza ha vuelto a recordarnos que la alegría del carnaval es efímera y que todo el esfuerzo de autores, componentes, maquilladores o artesanos debe quedar en el recuerdo.

¡Qué alegría la dignidad de poder recordar!. Gracias a ese inmenso poder los que somos apasionados de esta fiesta vivimos en carnaval. Y da igual que el rosario, el ruán y la horquilla nos golpee la realidad porque nuestra realidad vive en nosotros. Nos da igual que el sol caliente más que en febrero y que las tardes se hagan más largas, nos da igual que la lluvia no moje nuestros deseos y que el Falla solo acoja propuestas de otros géneros.
Todo nos da igual porque dentro de nuestro alma llevamos nuevas coplas, nuevos sentimientos, nuevas sensaciones. El Tic Tac del reloj, el ladrido de los perros, el humor negro, don Antonio, tú no eres de Cai, las chimeneas de Cádiz, el duende juguetón del taratachin, las campanas de la ciudad, pero no digas ni pio y tantas y tantas melodías, frases, expresiones y músicas que ya por siempre formarán parte de nuestro recuerdo, de nuestra vida.
Gracias a un nuevo carnaval por renovar nuestros votos. Gracias por impregnarnos de magia y por redescubrirnos nuestra pasión. El calendario de todos los carnavaleros ha comenzado su cuenta atrás y aunque las coplas jamás morirán es el veneno del carnaval el que nos empuja a arrancar día a día una hoja del almanaque de la espera.

Gracias por tanto y bendita sea tu espera soñada. Tenemos todo un año para paladear tus sensaciones con la esperanza de volver a vivir la magia de ese momento en el que el duende de febrero se introduce en nosotros y nos recorre por todo el cuerpo haciéndonos padecer ese escalofrío único que solo produce el pellizco de las coplas.

Que la vida sea un carnaval, ahora y siempre. Por los siglos de los siglos, amén.