Juan Carlos Aragón.
Juan Carlos Aragón

CARNAVAL DE CÁDIZ

Juan Carlos Aragón: Un gaditanissimo inmortal

"Juan Carlos Aragón era el Mágico González del Carnaval, el Camarón de un mundo de envidias, jurados y ensayos que él no llegó a entender del todo"

Por  22:00 h.

“Se detiene el mundo y se para el tiempo”. Así empezaba su último popurrí, su última pieza, su adiós inesperado.

 

Ha sido mucho más que un autor. Ha sido la rebeldía, un adalid de lo políticamente incorrecto, un insurrecto, un loco en un mundo demasiado normalizado.

Ha sido la diferencia, la frescura, un coplero raro, no al uso, sin seguir mandatos de nadie, inventándose nuevas formas, nuevos acordes, transgresor, renovador y sin embargo purista. Nadie le ha escrito a Cádiz como él, en realidad nadie le ha escrito a nada como él.

 

Literariamente brillante, poeta, creador de belleza en lo musical y en lo textual. Juan Carlos Aragón se movía en otra dimensión, en esa reservada solo para los genios, para las personas especiales, para los que tienen un don y saben ofrecerlo en cada copla, en cada verso, en cada palabra.

 

Hoy Cádiz está huérfana, huérfana de todo, no solo de Carnaval, huérfana de espíritu y alma, porque el alma de esta ciudad quería cómo un hijo mimado a ese rebelde que escupía borderías en sus cuplés, a ese niño malote que buscaba con mil tretas llamar la atención, a ese niño pequeño que jamás creció en un mundo donde la mayoría crece rápido.

 

Para él la vida tenía una mirada diferente, para él el carnaval tenía un sentido distinto. Por eso no sentía vértigo al traer una propuesta uruguaya o una comparsa hablando en un italiano de pacotilla. Podía ser ridículo, era fácil que lo fueran, pero él las elevaba a obras magistrales, únicas, maravillosas. Se atrevió con todo un siglo y fue capaz de cerrarlo mandándolo a la tumba de los tiempos con una chirigota espectacular.

 

Fue difícil, fue diferente, llevaba un ritmo propio y su guitarra latía a impulsos divinos. Las seis cuerdas de su vida levantaron la mano siempre y su pluma nos ha dejado para siempre versos únicos, extraordinarios, inigualables.

 

Quienes hemos tenido la suerte de vivir a su lado podemos sentirnos privilegiados, millonarios… el Carnaval de Cádiz sin él no sería lo que es. Era el Mágico González del Carnaval, el Camarón de un mundo de envidias, jurados y ensayos que él no llegó a entender del todo. Fue un loco incomprendido a veces pero casi siempre admirado.

 

Cuando el telón se levantaba para presentar su obra algo mágico se apoderaba del momento, los relojes se paraban, cualquier cosa podía pasar, y siempre pasaba.

 

Juan Carlos Aragón ha inundado de llanto los ojos de quienes alguna vez le repudiamos, de quienes alguna vez le criticamos, de quienes alguna vez le incomprendimos o dimos por loco, su magia ha sido capaz poco a poco de hacernos adeptos a su música y a sus letras.

 

No existirá nadie como él. Jamás. El carnaval no podrá llenar el vacío que nos deja en el alma de quienes amamos esta fiesta. Juan Carlos, allá donde estés, gracias. Gracias por todo lo especial que nos has regalado, gracias por hacernos amar al Carnaval, gracias por tu condición soberbia y descarada… cuando el niño malo de la clase consigue que todos le quieran y entiendan es que en el fondo, debajo de esa fachada callejera y chulilla, se esconde un alma cándida y estoy seguro que la tuya lo era.

 

Dale la mano a tu hermano. Ya lo tienes de nuevo en la cama de enfrente y en la cama de al lado. Bebe tintos de verano, canta en un coro, sé inmortal… éstas lágrimas llevan tú nombre, no habrá otro como tú, Cádiz te quiere y yo te extraño.