CARNAVAL DE CÁDIZ 2020

DESDE EL TORNAVOZ: La metamorfosis

Creo que he dado las gracias a todos, pero por si acaso las doy de nuevo. He dejado mi sucesión muy bien cubierta

Por  8:00 h.

En la obra de Kafka, su personaje Gregorio Samsa, comerciante de telas, agobiado por su trabajo, amanece un día convertido en un espantoso insecto. Deja de ser el motor de una familia acostumbrada a vivir de su actividad. No quiero decir que a mi me pase exactamente igual, ni de lejos. Pero sí que antes he ocupado una importante responsabilidad carnavalesca. Tenía a cargo los textos de grupos de carnaval que aspiraban al podio. El más significativo, desde hacía casi tres décadas, el de mi amigo, y ya hermano en las coplas, Julio Pardo. Pero también el de Pepito Martínez, el del Zoleta, el de los Majaras, el de Manolín Gálvez, y antes el de Adela del Moral. Había que estar ahí y no sentir vértigo de las alturas. Siempre entre telas, como aquel Samsa, pero tela de disfraces. Las que dieron para 36 concursos y 50 agrupaciones.Una mañana me levanto y siento que no soy el mismo. Que mis ganas para escribir el repertorio de grandes de esta fiesta han decaído. No sé por qué pero es así. Tal vez acusé el desgaste de no conformarme con una sóla agrupación por año.Tal vez empecé muy joven y prácticamente no descansé salvo el último año de la carrera y el de la mili. Lo cierto es que vinieron por casualidad una serie de acontecimientos que aceleraron ese cambio. Haber cantado en Fibes para 3.500 personas, o en el Liceo para 2.500. Haber sido Dios Momo con una Plaza de San Antonio a rebosar de público y amigos participantes, a los que siempre estaré agradecidos. Todo apunta a que no me pueden pasar cosas mejores que las que ya me han pasado.

 

Ahora ves que la vida no avisa. Este mismo carnaval lamentamos la pérdida de dos mágníficos autores que se han ido antes de tiempo, a edad parecida a la mía. Miras y dices: llevo toda una vida haciendo carnaval y aplazando viajar, leer, oir música, hacer senderismo, tocar la guitarra, pintar cuadros. Llevo toda una vida compitiendo, jugándomela a cada repertorio frente a la afición, a los grupos que han confiado en mí, frente a la prensa, y según la nueva moda, frente a esos anónimos internotas, digo internautas, del tres por cuatro.

 

Hay que manejar los tempos, y el mío fue muy bonito mientras duró. Han quedado en mi cabeza ideas para letras, tipos, que tal vez salgan alguna vez o no. Ahora que aporreo la guitarra me apetece más aportar alguna música, que un repertorio de letras. Es decir, alguna contribución pero no meterme hasta el cuello de nuevo. Esa es mi metamorfosis. No, por favor, yo no tendré un viento de trece años, ni de trece días. Creo que he dado las gracias a todos, pero por si acaso las doy de nuevo. He dejado mi sucesión muy bien cubierta. En el caso del coro de Julio, yo mismo fui quien propuso al Canijo como la primera persona a la que debían llamar. Estaba seguro que lo haría a las mil maravillas, como así está sucediendo. Como digo, fue muy bonito mientras duró. Nunca busqué la fama y por tanto no me va a costar ser ahora un insecto. Habrá otros vendedores de telas y esto nunca acabará.