Opinión

De aquí no nos despedimos

Por  6:59 h.

Por más que uno le da vueltas a cómo sería un año sin Concurso, creo que jamás se pensaría en estar como estamos ahora mismo: visionando vídeos, escuchando programas y demás maneras de autofustigarnos por este asueto obligado. Realmente, para toda aquella persona que le gusta el Carnaval, no deja de ser lo mismo que el resto del año. No sé si soy el único en empezar escuchando un videoclip de Tusa y acabar escuchando ‘La Trinchera’ o ‘Los de la madre pelusa’. Es decir, estamos viviendo febrero igual que el resto del año.

 

Como aficionados y como integrantes del Concurso, este año será una hoja en blanco en el calendario, un mal recuerdo y listo. Sin embargo, hay una parte que puede que se pierda mucho por camino. Me refiero a la cantera, en concreto, a los juveniles. Como una abuela que se va sin despedirse, como un beso que se queda en el aire, como un amor que nunca es correspondido, así se le puede ir a algunos este 2021. Para los que estén menos familiarizados con la cantera, aclarar que hay una norma no escrita en la que se dice que la última letra debe ir dedicada a la despedida de la categoría. Cuando los juveniles dan el salto a adultos y dan el paso diciendo un adiós definitivo a ese lugar que los vio crecer.

 

Ese pasodoble o esa última cuarteta, se ha convertido en toda una tradición y una ilusión que cualquier canterano desea alcanzar. Por las circunstancias, para algunos esta despedida no será posible, salvo mejor suerte, porque para algunos el límite de edad para participar en la categoría, ya habrá esgrimido. De tal forma, que el que todavía no había cumplido los 18 o estaban en ese margen, para el próximo año no podrán estar, al menos como componentes, en la cantera. Algo menor habida cuenta de lo que estamos viviendo, sin duda alguna, pero que se trata de una interrupción en el crecimiento carnavalesco y una espinita que se puede quedar clavada. Si hubiera Concurso en el próximo año, lanzo la idea a los que mandan. A lo mejor se podría hacer una excepción y ampliar ese margen, para que los que este año debían decir adiós, como la tradición marca, pudieran hacerlo, aunque tuvieran un número más en el carné de identidad. Objetivo, que no se pierda un te quiero, ni un cariñito sin despedida.