Existen muchos muchos cánticos que se han entonado a lo largo de la historia del Carnaval y del Concurso. Hay himnos que han pasado de generación en generación. Los hemos aprendido y cantado en el Falla y en las calles como parte de la idiosincrasia de esta fiesta. Con alegría, sin afán de revanchismo y sin sentir vergüenza porque es algo nuestro, de los gaditanos.
Así ha sido durante muchos años pero sucede que de un tiempo a esta parte se está perdiendo esa tradición. Al menos en lo que se refiere al Concurso. Ahora se emplea rápidamente el «campeones, campeones», aunque sea en preliminares… El público se ha lanzado sin pensarlo a este grito deportivo y da igual que el árbitro no haya pitado ni el descanso.
Dicen algunos autores y carnavaleros, y no les falta razón, que hay que eliminar esa tendencia del Falla. Estoy totalmente de acuerdo. No es correcto ni honesto. Supone faltar al respeto abiertamente a las demás agrupaciones. A veces, hasta antes de que estrenen sus repertorios. Además, con el «campeones, campeones» se pierde el carácter propio que tiene este COAC tan particular y único. Y por supuesto, quedan en el olvido los míticos himnos que todos hemos aprendido o lo que es aún más importante, desaparecen por completo porque no los hemos transmitido en el inevitable relevo generacional.
Por todo eso, el mejor ejemplo lo dio Carlos Mení, componente del cuarteto ‘Brigada Amarilla (Agüita con nojotro)’, cuando frenó al respetable e inició el clásico «qué bonito, qué bonito, qué bonito está mi Cádiz…» para que el teatro le siguiera. Decía más tarde el propio Mení que hay en Cádiz muchos gritos como para tener que tirar de un recurso deportivo que, según sus palabras, habría que «enterrar». Y es cierto completamente. Esperemos que después de esta petición, el espectador que no es de Cádiz y llena el Falla haga suyos estos himnos que por el bien del Concurso nunca deberían perderse.