CARNAVAL DE CÁDIZ 2020

De tramoyistas y artesanos

Por  8:00 h.

Si muchos pudierais ver la trastienda del Falla en estos días de Concurso quedaríais asombrados de lo que se cuece detrás del telón cada noche. Cada grupo llevamos un sinfín de tiestos y atrezos para nuestra puesta en escena. Unos más que otros queremos mostrar al público y al Jurado por supuesto, un espectáculo carnavalesco que sirva para alcanzar el mejor resultado. La mayoría usamos la escena al completo llenándolas de artilugios y decorados que adornen nuestro repertorio. La parte trasera del escenario se abarrota de ornamentaciones diversas, lo mismo encontramos un trozo de queso gigante que parte de una fábrica de música como es mi caso.

 

La labor de artesanos y tramoyistas es encomiable pero sobre todo trepidante. En menos de diez minutos hay que montar o desmontar una escenografía que normalmente se tendría que realizar en media hora o más. Los artesanos y tramoyistas se dan patadas literalmente para evitar que los grupos sean penalizados por superar el tiempo estipulado para tal efecto. La organización y fluidez debe de ser tan eficaz como sencilla.

 

Aun sabiendo que los trabajadores del teatro y los artesanos están en cumplimiento de su cometido laboral es digno de alabarlos porque prestan algo más que su trabajo. En su mayoría muestran disponibilidad y una sonrisa para ayudar a que tus decorados estén colocados con la seguridad y perfección que requieren estos atrezos. Es muy poco el tiempo del cual dispone cada grupo aunque le parezca una eternidad al espectador que espera delante del telón en butacas o en el salón de su casa donde cualquier espera parece interminable. Los grupos y en su caso los artesanos, deberían de poder probar su escenografía en el teatro antes de empezar el concurso. Estas pruebas con el personal de tramoya conllevarían consejos y mejoras por su parte que darían más fluidez al desarrollo de las sesiones. Ellos irían a tiro hecho conociendo la escenografía de antemano. Todos ganaríamos mucho.

Las prisas añadidas a los nervios propios del que participa no traen nada bueno y muchos malentendidos.