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Me da la impresión de que la evolución es algo que no hay que forzar

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Además de eso,

he dicho, hasta la saciedad que me da la impresión de que la evolución
es algo que no hay que forzar, que cualquier persona con la mente
abierta a lo que acontece, evoluciona sin siquiera notarlo; por tanto,
las obras de esa persona también van experimentando esos cambios
evolutivos. Es decir, que yo estoy convencido de que si ahora se
reunieran los componentes de, por ejemplo, Voces negras y cantaran sus
pasodobles, nos sonarían distintos. De hecho, este año Canal Sur reunió
a Quince piedras y el pasodoble me sonó algo diferente y que no tiene
que ver con la edad. Como el Concurso está conformado por obras
humanas, como son las coplas y los grupos que las transmiten, pues
lógicamente va cambiando con el discurrir del tiempo: la evolución es
lógica y natural.

Ahora bien, por lo que nunca voy a tragar, aunque sé que eso no le
importa a nadie, es por esa creencia postmoderna de que la comparsa
empezó con Martínez Ares. Martínez Ares ha hecho buenas comparsas; ha
aportado, como todos los autores, su carácter; ha conseguido que muchos
de sus popurrís parezcan musicales de Broadway; lo que cualquier
aficionado con cierta sensibilidad para la música sabe agradecer y
agradece; ha escrito excelentes letras pero, a su pesar, supongo, y sin
él pretenderlo, ha incubado un sector de seguidores que odia mirar para
atrás. O sea, que existe una generación de aficionados que, si fueran
futbolistas, no admitirían que les pusieran un vídeo de Di Stéfano. Y
además, por lo que me entero, es el segmento que más influencia tiene,
porque es el que ocupa los foros de la Red. Parece que, según esa
gente, Antonio fuera el inventor. Cosa con la que uno no puede estar de
acuerdo por mucho cariño que le tuviera al niño; y además, estoy
convencido de que él mismo sabe que si no hubiera habido otros
creadores, la comparsa estaría, todavía, por inventar.

Aún a sabiendas de que la comparsa es una opción para los que no
sabemos hacer una chirigota con la suficiente chispa y humor, con el
tiempo tomó identidad y llegó a prestigiar al Carnaval de Cádiz. Ha
tenido autores continuistas y autores rompedores (exactamente como
ahora); ha habido comparsas con premios, que si le escucháramos ahora y
sin fanatismo sus repertorios enteros, nos avergonzaríamos de que en su
tiempo no las hubieran multado; pero no creo que haya nadie que me
demuestre que la mejor comparsa de la historia del Carnaval no fue Los
fígaros, que es una chiquilla de 45 años.

No es malo volver, de vez en cuando, la carita al pasado y no sólo
para elaborar tipos «por Cai» que arranquen los aplausos de los
talibanes; sino para aprender, con humildad, aquellas lecciones que
dictaron los maestros.

Mañana será otro día.