‘Rockola’ representa el sueño americano de los felices 50, aquella generación posbélica de chaquetas de cuero y tupés imposibles. La distancia, espacial y temporal, la recortan los estudiantes de un coro que hace menos de un año cumplía su propio sueño. La hormiguita, pasito a pasito, daba el estirón y crecía de un salto hasta alcanzar la Gran Final y coronar el corazón de los aficionados gaditanos.
Reina por una noche. Poderosa durante un año inolvidable, por suerte… y por desgracia. Meses maravillosos, donde estos jóvenes alcanzaban la madurez sin perder un ápice de fantasía en las calles de su Cádiz. Ilusión por responder a esos oídos que antes se distraían con el aleteo de una mosca y ahora lanzan su dedo a la boca demandando silencio. Vamos a escuchar. Y un final triste, inesperado, trágico. Se marchaba su autor, José Antonio Valdivia. Se para el corazón del ‘tito Valdi‘ y el de sus niños se encogía. Justo ese mismo día 29 en el que preparaban su ensayo familiar, las voces callaron y hablaron las lágrimas.
Un sentimiento que en la tarde de este jueves se ha ido enjuagando con la motivación de estos coristas que han querido dedicarle la actuación a uno de sus autores. Su media naranja, Antonio Bayón, reconoce que “lo encajamos fatal. Fue un palo muy duro. Pero sabemos que hemos de seguir incluso con más fuerza porque él era quien más disfrutaba con el coro de sus niños. No le gustaban los homenajes, no quería más historias, pero esta noche va por Valdivia. Es el mejor tributo”.
‘Rockola’. Las puertas abiertas a la alegría, de par en par
Así que las penas quedan al margen. El Carnaval de Cádiz es una puerta abierta de par en par para que entre la alegría y no existe mejor terapia contra la tristeza que asistir a una actuación de ‘Rockola’. “Intentamos ajustar la idea al grupo. Somos jóvenes, con dinamismo, y aunque contamos con el hándicap de ‘La reina de la noche’, que era muy especial, venimos dispuestos a darlo todo en cada pase, sin marcarnos objetivo”.
Confiesa que se encara “un año distinto, por venir de donde venimos. Es una experiencia nueva porque hay más miradas puestas en el coro. Nos costó un poco despegarnos del pasado pero la forma de trabajar es la misma”.
El coro de Los Estudiantes representa el firme caminar de la modernidad en esta modalidad tan conservadora. No obstante, Antonio Bayón difiere con una opinión radicalmente distinta. “Es la modalidad más rica, porque puede haber un coro cómico, otro más serio, uno más tipo espectáculo como el nuestro… Además, todas las innovaciones en el Carnaval han empezado en los coros”. Es inevitable compararlo con el de Luis Rivero. “Puede haber ciertas similitudes, como Pastrana con Pardo. No nos molesta”.
Eso sí, el tango no se toca. “Seguimos los cánones marcados en esta pieza. A partir de ahí, adaptamos la idea al resto del repertorio”. Y así les esperan.
