Sergio Guillén ‘Tomate’ y antonio Pérez ‘Piru’ han irrumpido con una fuerza extraordinaria en el Carnaval con su comparsa de la cantera, aquellos ‘niños sin nombre’. Ya habían hecho sus pinitos en años anteriores pero han roto la puerta con esta agrupación que rozó la final en 2019 pese a ser su primer año en adultos y mantuvo el tono un curso después con ‘La ciudad de Dios’. Es fácilmente perceptible su ilusión, que contagian al grupo y viceversa; trabajan la comparsa como quien moldea una piedra hasta sacar de ella una obra de arte. En pleno crecimiento, la pandemia no ha frenado su ímpetu, más bien lo contrario. Y es que los autores no sólo no se han quedado de brazos cruzados a la espera de la inspiración que ofrece el Concurso, sino que han fraguado dos ideas y hasta se plantean presentarlas juntas cuando la fiesta regrese a las calles.
Durante el confinamiento, Tomate encontró el tiempo necesario y junto a Piru la idea para desarrollar una comparsa propia de estos tiempos de coronavirus: ‘Los okupas de la luna’. “¿Una comparsa de pandemia? La temática es fresca y actual, pero no tocamos tanto el virus. Es el reflejo de la sociedad en la que vivimos hoy en día, tan desastrosa que nos tenemos que ir a vivir a la luna. Es idóneo ahora pero también para cualquier momento porque desde la prehistoria el ser humano tiene ese afán de querer cargarse el planeta”, reflexiona Guillén. “Está trabajada sin mirar al Falla, al Concurso, aunque con la intención de mantener un mínimo de calidad en cuanto a escenografía, sonido y demás recursos. Es un repertorio a la altura de ‘La ciudad de Dios’ y ‘Los niños sin nombre'”.
Los niños ensayaron con todas las medidas de seguridad en el local hasta que a mediados de diciembre ya se hizo imposible continuar. Tenían presentación, el pasodoble, 14 cuplés en tandas de tres y casi completo el popurrí. Pero la tercera ola ha arrasado con sus sueños. “Queríamos estrenarla en el Títere o la Central Lechera, incluso surgió la posibilidad del teatro de Puerto Real. Contábamos con la presentación de Enrique Miranda y Mirian Peralta, todo muy elaborado, pero finalmente ha sido imposible en la fecha deseada”. No pierden la esperanza. “Sería una pena tirar el trabajo por tierra, porque no queremos hacerlo de manera telemática, en la pantalla, como ha hecho David Carapapa”. Ya se mira al verano, “pensando que en la pasada temporada se dio una tregua beneficiosa para la cultura y el espectáculo”. Pero ¿y para el próximo febrero?
“También tenemos entre manos otra comparsa muy diferente, más gaditana y carnavalera. Por eso si se diera ese caso incluso nos planteamos sacar dos comparsas, aunque queremos escuchar al grupo porque sabemos de su dificultad”. Ahora puede parecer una locura, pero se han dado situaciones excepcionales en la historia del Carnaval, como el doblete de Selu, Yuyu y Erasmo con ‘Los borrachos’ y el ‘Ballet zum zum malacatun’ o ‘Los picaítos gaditanos’ y ‘Los canallas’, de Sevilla Pecci y los mismos componentes. “Está casi metida pero hemos de tener cuidado porque no queremos confundir al aficionado. Poder se puede hacer. Piru y yo somos muy exigentes y hay que contar con que tendríamos dos años para hacer esas dos agrupaciones”.
El hambre de unos, las ganas de comer de otros
En el éxito de esta comparsa se han unido varios factores: la pasión de los componentes, el proceso de madurez creativa de los autores, unos jóvenes capaces de memorizar un repertorio en tiempo récord… y un carisma difícil de medir pero que obliga al espectador a permanecer atento durante toda la obra. “En estos meses hemos podido trabajar porque los niños son muy responsables y se han cumplido todas las medidas para no expandir esta pandemia durante los ensayos“. El propio Tomate medía las dimensiones, separaba los espacios y organizaba las rotaciones para que se cumpliera con el máximo del aforo. Hasta la tercera ola, ya insalvable.
No podían desaprovechar el derroche creativo del músico. “Yo compongo durante el Carnaval, la creatividad está por las nubes en febrero, y el Domingo de Piñata ya tenía en mi cabeza la comparsa para este año. La empecé a componer, muy gaditana, muy carnavalera, con mucho estudio y audiciones detrás, pero no la veíamos justo después de esta situación que hemos vivido y nos está marcando. Aún así, creo que es la comparsa más redonda que he hecho, me da muy buen rollo“.