Las niñas de Cádiz al comienzo de su pregón en San Antonio

Un pregón que homenajea al flamenco con voz de mujer

Las Puellae Gaditanae nos llevan a la Gades romana a través de una obra donde la mujer es protagonista

Por  22:40 h.

El carnaval callejero y el flamenco reinan en el Pregón de Las Niñas de Cádiz que han brindado un viaje en el tiempo a la Gades romana para mostrarnos la historia de las Puellae Gaditanae, las bailarinas gaditanas más famosas del Imperio Romarno. Una apasionante mirada al pasado para conocer más sobre nuestras raíces, nuestra cultura y, sobre todo, nuestra música.

 

Un pregón donde se habla en femenino, con grandes voces como las de Ana Polanco, Encarna Anillo y Carmen de la Jara. Una obra que rinde homenaje al carnaval callejero, a las ilegales y romanceros. Y es que las niñas de Cádiz, Ana y Alejandra López Segovia, Rocío Segovia y Teresa Quintero, pertenecen a esa fiesta genuina que no se canta en un teatro sino a pie de calle y encierra la esencia del auténtico carnaval. El pregón también ha tenido momentos de reivindicación, en especial para todos esos gaditanos que han tenido que emigrar y no pueden disfrutar de esta fiesta en las calles de la Tacita de Plata.

 

El público abarrotaba la plaza de San Antonio ávido de disfrutar del desparpajo de las jóvenes pregoneras en un ambiente festivo donde ni el frío pudo con las ganas de Carnaval. Suenan alegrías de Cádiz, suenan cuplés de ilegales, suena el coro mixto de Adela del Moral… Cádiz puro sobre el escenario para dar la bienvenida al Carnaval 2018.

La historia de estas Puellae Gaditanae comienza cuando, desde pequeñas, tenían claro que lo suyo era cantar y bailar. Tras su paso por la escuela, con una maestra de lujo, Koki Sánchez, deciden que lo suyo es apuntarse al conservatorio donde Adela del Moral les espera con su minicoro femenino para enseñarles el ritmo del tango de Cádiz.

 

El momento de tener que emigrar

 

Las Puellae intentan conseguir contratos en escenarios de toda Gades pero finalmente tuvieron que emigrar a Roma para encontrar trabajo. Allí llamaron a la puerta de un tablao cuyo dueño no es otro que Manuel Padilla, veterano de la fiesta y uno de los principales impulsores de la chirigota callejera Los Guatifó. Con el arte que le caracteriza y hablando con un perfecto italiano de Cádiz les anuncia que las va a contratar, pero eso sí, las condiciones son bastante precarias.

Las niñas aceptan y allí se encuentran con Encarna Anillo que con su voz melodiosa interpreta la milonga de Pepa Oro. Las Puellae por su parte interpretan unos cuplés, una pequeña muestra de las chirigotas callejeras que han sacado durante muchos años en el carnaval gaditano. Las letras sinvergüenzas de las cuatro chirigoteras arrancan las carcajadas del público que disfruta del gran espectáculo en San Antonio.

 

Tras el hipnotizante baile de Lucía Ruibal las niñas vuelven a la escena y presentan a otra de las grandes voces del flamenco gaditano, Carmen de la Jara, que interpretó la pieza El Amor Brujo de Manuel de Falla acompañada por un piano. Siguiendo con la historia de las Puellae, llegado este momento vuelve a escena Manuel Padilla para anunciarles, en su italiano de Cadi Cadi, que les ha conseguido un contrato nada menos que en el mismísimo Coliseo, pero con la mala suerte de que el contrato coincide con la semana de Carnaval en Gades. Tras darle unas cuantas vueltas recordando todo lo que el Carnaval supone para ellas, las niñas deciden volver a su tierra para vivir los grandes momentos que brinda la fiesta en las calles.

 

Por fin llegan a Gades un sábado de Carnaval. Describen que «el aire olía a fiesta, la ciudad hervía como una olla a presión que va a estallar de alegría. Sonidos de bombo y caja, martillazos, papelillos, tortillas de camarones, serpentinas, bocadillos. La Tere con la tartana, media limeta de vino, cuatro guiris disfrazaos desde hace dos domingos. El moscatel pegajoso, los erizos, los ostiones, las bateas de los coros, las risas, los rempujones… Gades! ya estamos aquí. Hemos vuelto, un año más. Otra vez se ha hecho el milagro. Otra vez es carnaval». Es el momento en el que las niñas se acuerdan de aquellos gaditanos que tuvieron que marcharse de su tierra y no pueden disfrutarla.

 

Tras su alegato reivindicativo las niñas se preparan para el fin de fiesta en el que nombran a esas mujeres que, a lo largo de los años, han engrandecido el Carnaval de Cádiz, ya sea desde la calle o desde el Falla. Un homenaje a las gaditanas que hacen el Carnaval.