
De antemano este concurso se había bautizado como el de la comparsa. La reina, han dicho que es, a pesar de Juan, a pesar de la buena salud del cuarteto. Seguramente lo haya sido. Lo que es seguro es que la noche de ayer lo fue. La última sesión de semifinales se escribió con ‘C’ de comparsa, en mayúscula.
Se lució ‘El creador’ de Tino Tovar, con dos pasodobles excepcionales y una gran interpretación. Se lució Juan Carlos Aragón con unas letras tocadas por su sello inconfundible. Su lució Bienvenido poniendo toda su emoción en una letra personal y emocionante dedicada a su madre. Y se lucieron para cerrar la fase más lucida ‘Los doce’ de Subiela y su sonido clásico, casi nostálgico.
Por lo demás, brillaron los coros, el de Martínez Mora y el de Rivero, en las antípodas uno del otro, pero igual de agradables a la vista y el oído.
Triunfó el cuarteto de los niños, que fue capaz de levantar al público de sus asientos con un repertorio en el que se superaron a sí mismos.
Quizá fueron las chirigotas las que menos destacaron, aún poniéndolo todo de su parte. Mención especial para el homenaje de unos viñeros, como son Manolín y los suyos, a una viñera, como era, como es María la Hierbabuena.