Valoración: A SEMIFINALES DEL TIRÓN
Continúa la obra. Que va para largo. Mejor, porque vemos la señora, todos estamos disfrutando mucho. Esta representación de una realidad tan cotidiana permite enganchar mejor que otros cuartetos de repertorio similar pero corte bien distinto. El decorado va cambiando a medida que avanza (o retrocede) el ‘chapú’. Las bromas gustan aunque no seducen tanto como en las preliminares, desaparecido ya el factor sorpresa. Cuartos es sin duda la fase más desagradecida del Concurso para estos grupos, que lo toman como una transición.
Uno de los obreros llega herido por un golpe de calor. Le han dado con una plancha. Y es que estos golpes llegan mucho más rápido que lo Ainhoa Arqueta y el bote sinfónico, por eso están obligados a combinar para encontrar un equilibrio. Esta vez los personajes nuevos son menos carismáticos. Aparece ‘el litri’, el electricista, de la empresa familiar ‘El único hijo de Juan’, y que quiere cambiar el cuadro. No el de la luz, el del niño que es muy feo. Y para terminar irrumpe Luis con su termo, el del café. Termo y Luis. El nivel es algo más corto ahora.
Rebuscadísimo el primer cuplé, sobre un grupo de Sevilla que venía para el Concurso. Accidente, agua, harina… y es que desde que quitaron el peaje están viniendo los grupos en masa. Mejor el segundo, muy de Cádiz, a Antonio Martín y su famoso molondro. Si hubiera sido Baltasar y lo pintan de negro, vale de noray para Elcano.
En el popurrí retoman el buen pulso. La obra se retrasa, ‘y es que se ha retrasado hasta la Erizada’. Llega el vicepresidente ¿del Gobierno? ‘No sé, como hay tantos’. Recomendable la petición a Martín Vila de una cuba y la cuarteta de ‘Cuando nadie lo ve’. En la modalidad más compleja, de lejos, del Carnaval, mantener la carcajada continuada durante todos los pases, con un sentido del humor trabajado y sin recurrir al sainete, es imposible. Cumplen, estarán en ‘semis’ y ahí es donde habrá que ver cómo está verdaderamente la obra.
La ficha de ‘Vida y obra de Juan Carlos I Bajo D’