Manuel Sánchez Alba ‘Noly’ ya es una leyenda del Carnaval de Cádiz. Es una de las deidades de esta fiesta, símbolo del talento más puro que puede parir esta tierra que canta por no llorar. Su composición tiene un componente místico. Noly ha bebido de las aguas de los maestros del compás, se bañó en la poza y adquirió esta capacidad sobrenatural para mover los corazones al ritmo del falso 3×4.
Su sabiduría tiene un carácter hasta divino. Antes paría los pasodobles en la barra de un bar, a golpe de nudillo, trasladándolos después a una guitarra que aprendió a tocar en el barrio, no en el conservatorio. Ahora, postrado en la cama por culpa de una severa enfermedad ósea, dolorosa y obstinada, apenas puede agarrar el mástil para enredarse en las primas y los bordones. Pero las melodías siguen acudiendo a una cabeza lúcida pese a la morfina. Surgen como una conversación, parten de la necesidad de hablar, de comunicarse. Y así nace, cada año, El Pasodoble.
-Otro Carnaval más, y de nuevo con la autoría del pasodoble tanto en la comparsa como en la chirigota. Cuentan que este año ha podido estar más cerca de ellos.
-Dentro de lo que cabe, este año he podido ir mucho más a los ensayos tanto de la chirigota como de la comparsa. No todo lo que me gustaría, y por ello confío en la dirección musical.
-¿Qué le parecía la comparsa de ‘Los listos’, que cantaba el primer día?
-Pude escucharla ya en el Teatro, donde se debe cantar bien, y se ha conseguido un porcentaje alto de lo que yo quería transmitir, Siempre quiero que el pasodoble mida lo mismo, soy muy exigente con el tiempo. Ahora se hacen pasodobles muy largos y la música, que es regular, se hace cada vez más pesada.
-¿Cuál es SU pasodoble?
Mi estilo del pasodoble es claro. Tiene tres partes: principio, trío y final. Todo lo que le añades se sale del propio Carnaval. Las nuevas músicas no se están ajustando a ello y sería interesante recordar a Paco Alba, el más grande con el pasodoble. No he conocido ni conozco a nadie igual. La música emociona mucho, y cuando tengo alguna congoja, me pongo sus melodías para soltar las emociones.
-Se refiere al de su chirigota.
-Sí. Dentro de ese esquema, la melodía sencilla, que es lo más difícil. Con la comparsa los hago más largos, con más suavidad, más coqueteo. Pero el compás es la clave. Siempre el compás, y ahí es donde más suelo intervenir cuando voy a los ensayos, para que no se pierda. Procuro no salirme de la métrica, porque luego las melodías son bonitas, pero hay que ajustarse a estos parámetros.
“No me gusta escuchar mis pasodobles porque ya tengo las melodías en la cabeza, pero tengo miedo de autoplagiarme”
-¿Y escucha también sus pasodobles, los del Noly?
-No. Los míos no me gusta escucharlos porque ya tengo las melodías en la cabeza. Y debería ponérmelos porque ahora con los años se me pueden olvidar algunas partes y corro el riesgo de plagiarme a mí mismo.
-¿Cómo compone el pasodoble? ¿En qué se inspira? ¿En qué momento? ¿Dónde se apoya?
-Yo no lo pienso. A mí me viene la melodía, y no sé cómo. Ahora yo no puedo hincar los codos, ni coger la guitarra. Y sin pensar me llega, ya sea la mitad, el principio, el final… estoy esperando tres meses y de repente llega. Es la melodía y no tiene momentos. Lo siento como si tuviera ganas de conversar con alguien y entonces cojo la grabadora (de antigua cinta de casette) y lo tarareo. Algunos lo llaman musa, la inspiración.
Ahora últimamente lo estoy haciendo sin la guitarra pero como sé los acordes puede orientar a los directores musicales cuando vienen a casa y empiezan a tocarlo. Son acordes sencillos, no más de cuatro. En la comparsa sí metemos más notas, la chirigota es más sencilla.
“Sigo grabando en casette, y como ya no se venden me grabo encima de otras coplas mías”
-Veo que tiene grabadora nueva. Y también que no le convence eso de grabarse en el móvil.
-Me gusta más esta fórmula. Hace poco la chirigota me regaló esta grabadora nueva, pero ya no se pueden comprar cintas y lo que hago es reciclar las antiguas, grabándome sobre otras grabaciones.
-La estructura es la misma, y también la tonalidad.
-No he compuesto ningún pasodoble en menores. Todos han sido en mayores, porque hay gente que lo hace mejor y yo les tengo mucho respeto. Paco Alba lo hacía en ambas tonalidades y es mi mayor referente. Por respeto no lo puedo hacer en menores. También Antonio Martín se manejaba muy bien en esa escala.
Lo que sí cambié fue que con ‘Los bisabuelos de los viejos del 55’ empecé a meter el Sol Mayor, algo que nadie hacía antes, pues imperaba el La dominante. Así con esta nueva nota tan bonita la chirigota ganaba gravedad.
“Todos mis pasodobles son en mayores; por menores hay gente lo que hace mejor, como Paco Alba, y les tengo mucho respeto”
-¿Cuál fue su primer pasodoble?
-El de ‘Los piratas de la cascada’ del año 83. El año anterior salí en una agrupación infantil de Fletilla, ‘Ilusión y fantasía’. Recuerdo a Rocío Rodríguez Sañudo, una mujer que ha dado muchísimo al Carnaval y a la que no se le ha reconocido.
-Y Noly, ¿cómo se aprende a componer un pasodoble de Cádiz?
–(Largo silencio). Eso no se aprende, hijo. Yo puedo aprender a tocar la guitarra, el violín, el piano… pero a componer no. En su momento me acerqué al solfeo, pero para mí más que música era matemáticas. El solfeo te puede servir para afinar, pero no vale absolutamente de nada para componer.