En la primera parte de la entrevista, Manuel Sánchez Alba ‘Noly’ habla de música, de compases, de música y sus melodías. Ahora reflexiona sobre el actual Carnaval, las comparsas y las chirigotas, el pasodoble clásico y el estilo que puede llegar a perderse. Lamenta que en Cádiz, como en tantos sitios donde impera la condición humano, se sea tan desagradecido con aquellos que prefieren permanecer en un segundo plano.
-¿Cómo está siendo su experiencia en el mundo de la comparsa?
Pues ya llevo doce años. Siete con Faly Mosquera, desde Los Vikingos al Mercado de las Maravillas y por último La Corona. Y ahora con Ángel (Subiela) ya van cinco. Dos de los más grandes de la historia. Nunca he tenido problemas con estos directores. Me respeta más la gente así, con tantos Carnavales a sus espaldas, que algunos chavales que llevan dos años saliendo.
-Pero hablando con usted uno percibe que le gusta más la chirigota, que la siente más suya.
-Soy más tanguero. Es una lástima que hoy en día no salgan tangos que se te queden. Yo sí recuerdo muchos de Cañamaque, el Tío de la Tiza…
-Habla de su etapa con Joaquín Quiñones. ¿Está siendo el Carnaval injusto con él?
-Muy injusto. Cádiz es así. Si no te ven, no existes. Yo también tengo la sensación de que en el Concurso me han quitado más de lo que me han dado. Siempre me han dado premios por debajo de lo esperado. Y no me han regalado nada. Puede ser porque de los autores más grandes, el menos mediático soy yo. A mí no me gustan las reuniones, ni las asociaciones, ni las fotos… los galones me los gané en la guerra.
“Cádiz es así; y si no te ve, no existes”
-¿Cuál es el pasodoble con el que ha terminado más contento?
-Todos los quiero muchísimo. Pero le tengo mucho cariño al de ‘Las brujas Piti’, que fue el primero, un cajonazo pero que ganó el premio del pueblo. Mi música es la más sencilla y pegadiza. De verdad que no entiendo a los que dicen: hay que escucharlo más. Tiene una o como mucho dos escuchas. Si un pasodoble no te lo dice pronto, ya no te lo va a decir. Si no te emocionas y no vibras… no vale.
-Como es lógico apenas se le ve por el Teatro Falla. ¿Sigue el Concurso por televisión?
-Llevo ya muchos años metido aquí y no me apetece escuchar. Este año quiero ponerse en cuartos de final, a ver. Tampoco me gusta el ambiente. Si hubiera una afición y competición sana, pero ahora se busca el fallo más que otra cosa.
-¿Por qué se emocionó tanto al escuchar a ‘Los listos’?
-Porque tu das por finalizada la obra, y cuando la tienes preparado es emocionante pues ves como culmina el trabajo de 3-4 meses.
-¿Le gusta el Carnaval? Le pregunto porque hay autores que reconocen abiertamente que no son muy aficionados a la fiesta.
-Antes de autor y componente hay que ser muy aficionado, y yo soy muy aficionado al Carnaval.
-¿Y piensa en su retirada, en dejar de componer?
-Ahora mismo no creo que vaya a parar. Mientras Dios me dé salud para hacerlo, esto me ayuda mucho. Además, cada vez estoy más tranquilo. Soy igual de pasional pero ya no me llevo tantos disgustos por el trato oficial a mi agrupación. No el del público, que siempre nos ha colmado de cariño.
-¿Cree que en pocos años se perderá la chirigota clásica?
-Pienso que el pasodoble clásico sí tendra continuidad. Están Los Molina, el Lacio, alguno más… En lo que se refiere a compases no creo, en la melodía no lo tengo tan claro. Y una cosa es seguir un estilo y otra es copiar.
Vera por ejemplo es una chirigota clásica, no purista, que es otra cosa. El pasodoble va cantado a compás, con sus tres partes. Hasta la chirigota del Selu empieza a ser ya una chirigota clásica, aunque la musicalidad sea tan diferente.
Hay esperanza en la cantera. Ahí ves como las chirigotas y comparsas van a compás, no habladas. Lo nuestro es eso y por eso confío en ellos.
-¿Qué piensa de la expansión de esta fiesta tan gaditana?
-Es verdad que ya hay más gente fuera de Cádiz. Yo no puedo cerrarle las puertas a nadie que venga a cantarle a Cádiz. Lo que sí creo que debe haber una preselección, no me importa dónde sea. Y pondría todas las entradas en taquilla.
Un problema que observo es que parece que ahora hay más censura que antes, cuando venían los censores de Santander a ver qué se cantaba. En estos días da miedo cantarle a todo.