Uno de los pasodobles más bellos que se recuerdan en las últimas ediciones del Carnaval de Cádiz es el que escribió Antonio Martínez Ares a un hombre que, con los problemas de la edad, come cuando tiene sueño y duerme cuando tiene hambre. La letra iba dedicada a su padre, el carnavalero José Martínez Prats, miembro de la comparsa de Paco Alba y uno de los grandes culpables de que el niño de Santa María se enganchara al Carnaval. No fue la primera vez que Martínez Ares le cantó a su padre, ya que también le dedicó un bello pasodoble con ‘La calle del Mar’. La noche de los antifaces de oro también ha querido dedicarla a su padre, como dejó claro sobre las tablas del Falla.
En la propia presentación del coplero, Quique Miranda, uno de los conductores del acto en el Teatro Falla, indicó que Martínez Ares había pedido compartir el premio con su padre, que lo acompañó en todo momento. Así, mientras que al hijo le impuso el galardón su mujer, al veterano carnavalero fue Martínez Ares quien le distinguió.
En alguna ocasión, Martínez Ares ha referido la anécdota de que fue en el año 1984 cuando presentó, acompañado de su padre, su primer pasodoble en la peña ‘Nuestra Andalucía’. La idea del padre es que la letra no funcionara… pero lo que ocurrió después fue el origen de la carrera que se premió anoche.
Homenaje a los viejos copleros vestidos de gala
La comparsa de Martínez Ares se unió a este doble homenaje a padre e hijo. Y lo hizo ataviada con sus mejores galas, el tipo de La chusma selecta. De hecho, fue la única agrupación de las que participó en la gala (y no había ganado un primer premio) que acudió con el tipo del COAC. Eso hizo pensar a muchos aficionados que podría haber cantado algo más.
Cuando los Nández, Figuer o Vila alzaron la voz no fue para cantar una copla de Martínez Ares, sino de la comparsa de su padre. Así, cantaron todos juntos el pasodoble ‘Oh Cádiz’, de Los Sarracenos. Y es que el propio autor dijo que quería que la copla, “que nos la sabemos todos” sea un homenaje a los viejos copleros.