Manolo Casal, corresponsal en la guerra del tanga

Por  9:49 h.

Las canas de Manolo Casal quizá se aproximen más a las de Cary Grant que a las de George Clooney, pero ahí sigue el tío, año tras año, en la pequeña pantalla que sigue teniendo algo de pequeña pantalla, como si fuera la cristalera de un freidor a la que pidiéramos cada año un papelón de chirigotas, un cuarto de coros, las mijitas de un cuarteto y una bolsa de picos de comparsas.
Hubo tiempos en que no había entradas por internet ni Canal Sur ni Onda Cádiz y los aficionados jartibles sin hallares para la reventa intentaban entrar en la Final escalando los muros neomudéjares del Falla. La televisión, a la que siempre se culpa de los grandes males de la sociedad contemporánea, al menos fue capaz de evitar más de un descalabro desde que empezó a retransmitir el puñetero concurso que finaliza hoy.
Allí y aquí, en el teatro y en casa, estará el rostro de Casal con su compañero de aventuras Modesto Barragán y la impecable escolta profesional de Paz Santana, a la que el Carnaval que sigue teniendo su no se qué machista, debiera rendirle un homenaje sentido en vez de las habituales ojanetas de la caleta de andar por casa.
También estarán Fernando Pérez, Enrique Gallego convertido en unidad móvil por los camerinos y  Tip, quiero decir el vejeriego-gaditano-todo terreno Juan Manzorro: inmenso, eficiente y humilde como pocos. Seguramente se equivoquen, seguramente se pasarán dos pueblos dando explicaciones innecesarias de las que medio Cádiz se carcajee, pero quizá insuficientes como para que en Alcalá la Real o los Vélez terminen reclamando de nuevo que les pongan subtítulos a las coplas.
El Carnaval de hoy sería inexplicable sin esos corresponsales en la guerra del tangay, que intentan transmitir lo más fielmente posible esas batallas de papelillos y puñaladas traperas que encierra esta fiesta donde todo el mundo se juega algo más que unas risas. Sin Canal Sur, sin Manolo Casal y los suyos, los carnavaleros mendigaban bolos por bautizos y restaurantes y su popularidad actual les permite realizar giras casi todo el año como si fueran Fito y los Fitipaldi.
Sea lo que sea, para bien o para mal, ese nuevo modelo de negocio que han instaurado los medios de comunicación en general y Canal Sur en particular, deben mucho a ese Manolo Casal, que ahora trabaja como director de comunicación de la Radio Televisión Andaluza pero que antes ejerció como postulante de la información para la Cadena Ser y El Periódico del Guadalete.
Nació en San Fernando pero creció profesionalmente en El Puerto, antes de recalar en Sevilla.
Quizá este 2010, de Cádiz a la Isla, él simbolice el centenario de las cortes isleñas que dos años más tarde dieron a luz esa hermosa e imposible Constitución a la que seguimos llamando La Pepa. Quizá de ahí le venga ese aire suyo como de presidente del parlamento de carnaval que cada año celebra sus sesiones en el hemiciclo del Falla.
No hemos envejecido con él. Con él, los telespectadores de la final, nos hemos ido decantando. Será difícil, por lo tanto, que nuestra memoria de la fiesta no vaya asociada a ese rostro suyo, como de Cary Grant con las coplas en los talones, aunque tal vez nos viniera bien que Georges Clooney nos convidara hoy a una tacita de Nespresso para aguantar hasta el final de la madrugada desde el palco principal de nuestros tresillos.