Lunes, jornada de ilegales por excelencia

El buen tiempo acompañó a estos artistas de la improvisación que hicieron las delicias del público

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Cuando muere un chirigotero, se va un trocito de alegría de la calle. Nos abandona alguien que disfruta con la sonrisa de los demás. Si además ese chirigotero es tu amigo desde la infancia, se te va un trozo de tu vida. Querido Pepo, a nuestra chirigota este año le faltas tú. Tu simpatía arrolladora, tu entrega, tu cariño y tu generosidad con todo el mundo. La ironía del destino quiso que este año nos llamásemos «Los muertos quien no», y qué mejor homenaje que dedicarte un pasodoble de ese repertorio, que ya estaba acabado, pero que nos quedaremos para nosotros, para cantártelo en silencio desde lo más profundo de nuestros corazones. Tu chirigota no te olvidará nunca. Yo siempre bailo por rumba / cuando salgo de la tumba / soy un muerto muy flamenco / me gustan toas las pivitas / sobre to las jovencitas / con ellas bailo por tientos / el baile por bulerias / no me acaba de agradar / es un baile jerezano, / y yo soy de capital / se me mueven los pies / a ritmo de tanguillo / gozo cuando las maris me dicen / que arte tiene chiquillo / las alegrias tambien / son uno de mis fuertes / pero en el cementerio / las alegrias no son frecuentes / y que te via contar que tu no sepas / del compás del pasodoble / si cuando escucho / el sonido del bombo / yo llevo el ritmo en mi caja de roble. / A la alcaldesa pedimos que cumpla / nuestra voluntad final / y en una barbacoa querida Teo / de las del trofeo /nos tienen que incinerá.