Conviene reservar un margen de mejora para lo que viene. Aunque sea pocas, las semifinales tienen tres escalas y parece que se reservaron en la primera. El escenario no fue un volcán de veras hasta el descanso y sólo tres grupos, los de autores más reconocidos y premiados, dejaron claro que tendrán un hueco casi de forma obligatoria en la gran final del próximo viernes. Joaquín Quiñones, Antonio Martín y El Canijo firmaron lo mejor de la noche. De nuevo, llamó la atención la enorme tendencia de los autores a mencionarse unos a otros y a invitar a otras agrupaciones a subirse al escenario, en los denominados cameos.
Esta moda, que resulta discutible, no disimuló que algunos grupos a los que se daba como seguros finalistas dejaron una sensación de pinchazo y dudas que puede complicar su pase.
En comparsas llegaron los mejores momentos de la primera velada. Después, en chirigotas. Los coros, en tercer término y, quizás, lo menos celebrado fueron los dos cuartetos.