De rotundo éxito. Así se podría calificar la noche vivida ayer en el Patio de las Coplas, la iniciativa puesta en marcha por LA VOZ y el grupo Grosso para potenciar el Carnaval en la calle.
Muchas personas se acercaron anoche hasta la casa palacio de la calle Veedor para disfrutar de una velada cargada de coplas y buen humor. Al entrar en la señorial finca muchos gaditanos no pudieron ocultar su fascinación con las magníficas instalaciones de esta joya del casco histórico de nuestra ciudad.
Ayer le tocó el turno a las farcetas del tango, que resonaron en el maravilloso inmueble que el conocido restaurador gaditano Pablo Grosso ha tenido a bien recuperar para las joyas de la ciudad de Cádiz. En este caso fue el coro Los proscritos de la Viña, que, de la mano de Antonio Procopio, ha conseguido una alta clasificación en el concurso de agrupaciones.
Diversos grupos se acercaron hasta la céntrica calle para ofrecer su repertorio al público que se sumó ayer a esta iniciativa, entre ellos el citado coro de Los proscritos de la Viña, además de la chirigota callejera, No me pises que esta mojado y como fin de fiesta un «pedazo» de chirigota, Los pito-risas, primer premios de la modalidad. Entre copla y copla, hubo tiempo para todo, desde tomar una copa entre amigos, o deleitarse con las prestaciones que ofrece el inmueble.
Memorable final de fiesta para un Martes de Carnaval que tuvo su inicio en la Sala Anfiteatro con el baile por tanguillos, su continuación en la plaza de San Antonio con el pregón del Momo de Quiñones y su brillante epílogo en la calle Veedor, donde las magas anticiparon un buen futuro para esta iniciativa pionera.
Muchas personas se acercaron anoche hasta la casa palacio de la calle Veedor para disfrutar de una velada cargada de coplas y buen humor. Al entrar en la señorial finca muchos gaditanos no pudieron ocultar su fascinación con las magníficas instalaciones de esta joya del casco histórico de nuestra ciudad.
Ayer le tocó el turno a las farcetas del tango, que resonaron en el maravilloso inmueble que el conocido restaurador gaditano Pablo Grosso ha tenido a bien recuperar para las joyas de la ciudad de Cádiz. En este caso fue el coro Los proscritos de la Viña, que, de la mano de Antonio Procopio, ha conseguido una alta clasificación en el concurso de agrupaciones.
Diversos grupos se acercaron hasta la céntrica calle para ofrecer su repertorio al público que se sumó ayer a esta iniciativa, entre ellos el citado coro de Los proscritos de la Viña, además de la chirigota callejera, No me pises que esta mojado y como fin de fiesta un «pedazo» de chirigota, Los pito-risas, primer premios de la modalidad. Entre copla y copla, hubo tiempo para todo, desde tomar una copa entre amigos, o deleitarse con las prestaciones que ofrece el inmueble.
Memorable final de fiesta para un Martes de Carnaval que tuvo su inicio en la Sala Anfiteatro con el baile por tanguillos, su continuación en la plaza de San Antonio con el pregón del Momo de Quiñones y su brillante epílogo en la calle Veedor, donde las magas anticiparon un buen futuro para esta iniciativa pionera.