Las coplas suenan desde Extramuros

Las falsetas de los tangos invadieron ayer la avenida de Segunda Aguada con la presencia de la ministra de Igualdad, Bibiana Aido, en las calles del barrio

Por  0:00 h.

Ocupando los dos carriles de la avenida, las bateas se fueron
situando en la vía, congregando alrededor a numerosos aficionados de la
fiesta, y otros que lo descubrían por primera vez.


El paso de personas fue casi imposible, y también para la
ministra de Igualdad, Bibiana Aido, que no quiso perderse el Carnaval.
Acompañada, entre otros, por la socialista Carmen Chico, y el escritor
Juan José Téllez, la ministra buscó las mejores esquinas para escuchar
las coplas de Carnaval.

La presencia de Aido en la Segunda Aguada revolucionó el carrusel.
Los aficionados querían conocer a su «ministra gaditana». La joven
política respondió amablemente a todas las peticiones que recibió para
posar ante las cámaras de fotos de los gaditanos. Todos querían tener
el recuerdo del momento en que conocieron a la responsable del primer
Ministerio de Igualdad.

Tras atender a aquellos que se le acercaron, Bibiana Aido consiguió
confundirse con el resto de personas que quisieron escuchar el Carnaval
en la calle.

A Carranza

El disfraz y las camisetas amarillas del Cádiz Club de Fútbol
rivalizaron en cantidad. Los niños se convirtieron en princesas,
payasos, comboys, vacas o enfermeras. Los mayores, con la elástica del
equipo amarillo, sudaderas con los colores del Cádiz y bufandas al
cuello. Y es que más de uno aprovechó que el estadio Carranza cogía de
camino para hacer una parada junto a la gasolinera África para «coger
el tono» del Carnaval.

Desde las bateas se divisaban mareas amarillas a lo largo de la
Segunda Aguada. Y algunas canciones propias del «templo cadista» fueron
cantadas por los aficionados y por los coristas. Y es que Cádiz tenía
ganas de fiestas, de que el Carnaval se echase a la calle, y si a eso
se unía la afición por el fútbol que llena cada dos fines de semana el
estadio Carranza, la mezcla era perfecta.

También hubo tiempo para el juego de los más pequeños. En el parque
infantil ubicado en la confluencia de la Segunda Aguada y la calle
Mateo los niños encontraron recreo en cada uno de estos juegos.
Vestidos con sus disfraces, los pequeños subían al tobogán mientras que
los padres tomaban un refresco. Y de fondo, las palmas que marcaban el
ritmo del tango.

Espacio para las ilegales

La avenida de Segunda Aguada también se ha convertido en un
espacio perfecto para que las chirigotas, legales y callejeras, puedan
iniciar su «particular» Carnaval. Del barrio nacieron rincones que nada
tenían que envidiar a la calle Regimiento de Infantería en el barrio de
La Viña, la plaza de la Cruz Verde o las escaleras del Oratorio de San
Felipe Neri.

En la calle Trille, tras el edificio de Tartessos, las agrupaciones
ilegales encontraron el lugar perfecto para cantar sus letras
compuestas por los aficionados al Carnaval. Apenas se escuchaban a los
coros, y las chirigotas no molestaban el carrusel. Comunión perfecta
entre ambas.

Cuando empezó a irse el sol, los coros bajaron de sus bateas para
iniciar la «gira» de actuaciones en tablaos y restaurantes que
finalizará el próximo domingo, de Piñata. Pero los bares y restaurantes
de la zona siguieron abiertos para escuchar, gracias a los nudillos de
algún carnavalero, el ritmo del pasodoble.