Las charangas, al compás de caja y bombo

El pasacalles, formado por cientos de personas, estuvo animado por un grupo brasileño

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El mediodía de ayer sirvió para que el Carnaval tomara protagonismo en las calles de nuestra ciudad. La céntrica plaza de San Francisco se estableció como punto de encuentro para el posterior desfile de charangas que un año más cumplía con su cometido de darle un poco de más vistosidad a la fiesta gaditana, en una jornada en la que los disfraces quedaron guardados en el armario después de un fin de semana de mucho uso.
En torno a la una de la tarde, por las distintas calles que dan acceso a la plaza, se adentraban los distintos grupos que al compás de bombo y caja contagiaban su alegría a todos los que se habían dado cita allí. Tras un periodo de espera considerable para congregar al mayor numero posible de charangas que comenzaron su recorrido por la calle San Francisco y se dirigieron hacia la plaza de la Catedral respaldados por los ciudadanos que se agolpaban para ver el espectáculo callejero. Comenzaba abriendo el cortejo la banda de música Hermanos Cirineos, que ataviados con disfraces, interpretaron varias coplas conocidas de nuestro Carnaval.
Tras la banda se comenzaron a colocar las distintas charangas que con sus vistosos disfraces llamaban la atención de los que en esta céntrica calle se dieron cita. El recorrido continuó por las plazas de San Juan de Dios, Pelota hasta llegar a la Plaza de la Catedral, donde las agrupaciones interpretaron algunas letras de sus repertorios subidos desde las escaleras que dan acceso al primer templo de la diócesis. Una situación algo peculiar, sobre todo, teniendo en cuenta que la Cuaresma está a punto de adentrarse en la ciudad en medio de la celebración del Carnaval.
Tras un periodo de descanso y reponer fuerzas, la comitiva continuó por la calle Compañía buscando la plaza del Palillero, para continuar por la calle Ancha hasta acabar en la plaza de San Antonio.
Poca organización
Entre los integrantes de las distintas charangas se encontraban muchos niños pequeños que acompañados por sus padres disfrutaron del colorido de sus disfraces y del ambiente que por las calles de nuestra ciudad se respiraba. Durante el recorrido estos singulares carnavaleros se cruzaban con las bateas de los distintos coros que se disponían a comenzar sus carruseles y animaban su transitar con palmas y risas mostrando su admiración por otra de las muchas formas de vivir el Carnaval en la calle.