La propuesta

A veces nos empeñamos en criticar lo que tenemos y no proponemos ideas para mejorar la fiesta

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Aveces nos empeñamos sólo en criticar lo que tenemos y apenas si gastamos un poco de neuronas y tiempo en proponer alguna idea que pudiera mejora lo concerniente al Concurso o al Carnaval.
También hay que decir que muchas veces se ofrecen ideas que no pasan a formar parte de la programación o porque todo el dinero se gasta en Madrid o porque no tienen los políticos  la fea costumbre de hacer caso al primer particular que llegue proponiendo cosas.
La presente propuesta se basa en la creación de la «Academia del Carnaval de Cádiz»; puesto que si los premios que cada año se entregan bajo la denominación de «Lo mejó de lo mejón» son conocidos en nuestro ámbito   como los «Oscar» del Carnaval, justo sería que a la concesión de dichos premios le diéramos, si no la misma categoría que a los «Oscar» de Hollywood, sí, al menos, la máxima credibilidad.
La Academia del Carnaval de Cádiz (desde ahora ACC) estaría constituida por todos los galardonados hasta ahora con el premio arriba mencionado; y aunque dependería de la AACC (Asociación de Autores) tendría funcionamiento autónomo.
Su directiva constaría de un Presidente, un Secretario y, al no tener presupuesto económico, sólo un vocal de Mantenimiento para lo que hiciera falta dentro de sus competencias. Tendría un Reglamento mínimo que ayudaría a su buen funcionamiento y no necesitaría infraestructura.
La ACC tendría como única misión seleccionar, anualmente, a los merecedores de los   premios. De modo que, cada año, la ACC crecería en número de pertenecientes. Cosa que no debe sorprender a nadie puesto que la Academia de Hollywood tiene más de tres mil miembros.
La forma más lógica de selección sería que a cada miembro se le facilitara grabación de preliminares para que, en un tiempo determinado, cada uno en su especialidad (los guitarristas votan al guitarrista y los «segundas» votan al suyo…), remitiera a la Directiva el nombre de su elegido, en documento oficial de la ACC y firmada. Así de sencillo. Porque darle esa posibilidad al público sin el menor control de los votos emitidos, es, cuanto menos, una locura o ganas de no querer hacer las cosas bien: la «democratitis» no es buena.
Por supuesto, todo es a grosso modo y susceptible de mejora y/o ampliación de normas; pero la base principal es dotar a esos premios de categoría, transparencia y despojarlos del posible amiguismo que pudieran tener.
Mañana será otro día.