La mejor muestra del tanguillo toma posiciones en El Anfiteatro

116 participantes entran en escena en las categorías de infantiles, juveniles y adultos, en la modalidad de solistas, parejas y grupos

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La ala anfiteatro de la Punta de San Felipe acogió un año más el concurso de bailes por tanguillos, que, organizado por el patronato del Carnaval, vivió ayer su jornada inaugural. En total fueron ciento dieciséis participantes entre las categorías de infantiles, juveniles y adultos, en la modalidad de solistas, parejas y grupos.
A las cinco de la tarde dio comienzo la categoría de infantiles  y la de juveniles solistas. Las gradas de la sala anfiteatro, decoradas especialmente para la ocasión, se encontraban repletas de un público que en su mayoría acompañaba a los jóvenes participantes. Muchos nervios entre los pequeños participantes que acompañados por sus familiares y profesores mostraron el tradicional baile típico de nuestra ciudad. Pero los nervios no sólo lo llevaban encima los participantes, también era compartido por las madres y abuelas que desde muy temprano aguardaron la participación de sus jóvenes artistas.
En el centro de la sala, atento al escenario, se situaba el jurado que este año preside Carmen Vivas, ayudada en todo momento por su secretaria Lola Garrido y por las vocales Angelita Reyes y María José Mancilla. La labor del jurado será importante ya que por sus manos pasarán las ilusiones de muchos pequeños que en este concurso tienen la posibilidad de hacer efectiva muchas horas de ensayo. Para saber el resultado del concurso aún habrá que esperar hasta el domingo, que será cuando el jurado emita su fallo, a través de los medios de comunicación. 
Antes de subir al escenario, la trasera del escenario, era un hervidero de nervios y ensayos de última hora, de unos jóvenes ansiosos de incorporarse a las tablas para estar poco más de cinco minutos mostrando su arte. La incertidumbre de la tensa espera se incrementaba cuando Luís Cossi, presentador del concurso, les llamaba a escena. Las caras de los pequeños mostraban los nervios típicos de los momentos previos a la actuación, pero esta inquietud se fue calmando conforme comenzaban a sonar los tanguillos que, de fondo, acompañaban su baile. Desde la trasera los demás participantes miraban atentos a sus compañeros, esperando su hora. Tras la actuación, el lógico estallido de aplausos que delata a los familiares de los participantes.