
Conviene que, casi, cualquier actividad empiece cuanto antes. Ya sea la ideológica (así lo entendieron desde los viejos totalitarismos a los flamantes nacionalismos) o cualquier práctica deportiva. Del lenguaje al manejo del menor instrumento musical, debe comenzar en la infancia. Hasta la Biblia incluía aquella máxima: «La mano que mece la cuna dominará el mundo». Sin los niños, sin traspasarles cualquier habilidad, información o conocimiento, no habrá relevo. Nada perdurará. El Carnaval de Cádiz, en su modestia como versión local de la internacional tradición cristiana, tampoco elude la premisa. Si los menores no se incorporan, también morirá.
Con esa simple norma didáctica, con esa declaración de amor por la mayor expresión colectiva de la ciudad, nace ?Carnaval de Cádiz para niños?. Es obra de Iván Cano y Juan José Domínguez. El primero firmó hace poco más de un año la ?Guía de Cádiz para niños?, con paseos turísticos, paisajísticos, monumentales y culturales en los que los más pequeños fueran protagonistas. Precisamente, aquel éxito de ventas ?con mucha salud aún en las librerías? fue el germen de esta nueva versión carnavalesca.
«La idea surgió cuando hacíamos la anterior guía. En aquella íbamos a incluir muchos contenidos de Carnaval pero por las limitaciones de espacio las fuimos recortando. Al final, nos dio pena dejar fuera ese material y decidimos que había para una guía específica, propia del Carnaval. Como la primera ha funcionado tan bien, la editorial se ha animado con la segunda», matiza Iván Cano, el autor de los textos (Domínguez lo es de las numerosas y cuidadas ilustraciones).
Para evitar confusiones, conviene aclarar que no se trata, como la anterior, su hermana mayor, de una guía de actividades, visitas o sugerencias, de uso turístico: «No hay nada de eso. No se trata de contar qué hacer con niños en Carnaval ni dónde llevarlos. Ya hay publicaciones, en papel, en web o aplicaciones que cumplen esa función. En este caso, nos gusta decir que hemos intentado hacer un libro de texto sobre Carnaval, para que un niño tenga los datos básicos, las claves para entender cómo se desarrolla la fiesta, cómo participar, cómo y cuándo disfrazarse e incluso formar una agrupación si quisiera».
Toda esa información está desarrollada de forma adaptada a un público menor de 12 años: «Las ilustraciones de Juan José Domínguez pesan mucho, los textos son breves y sencillos. Una cosa es explicarles cuantos hacen falta para ensayar y salir pero otra muy distinta es entrar en normas y reglamentos. Las nociones históricas también son someras. Hemos intentado que sea ameno, incluso que tenga una estética de cómic en la que cada texto va ilustrado».
Formato y estructura
Esta guía también la edita De Fábula, como la anterior. Pilar Súnico y Laura Montero son las responsables de la pequeña editorial que ayer sábado, en la librería-café La Clandestina, presentó la obra, de unas 90 páginas con formato cuartilla (A5) y de lectura lúdica. Está dividida en dos grandes bloques: el Falla y la calle. El autor, con experiencia como chirigotero ilegal, no quería dejar fuera el fenómeno callejero «que está creciendo mucho más que el Concurso y los niños deben conocer tanto o más que el otro». La guía incluye sugerencias para, por ejemplo, hacer un romancero (del tablón a la rima) y las claves de cada modalidad. También las fechas usuales de ensayo, el calendario oficial u oficioso de todo: «Tratamos de contarles, en un lenguaje directo que capten y disfruten, las dudas que todos los gaditanos resolvemos a los amigos adultos que vienen de fuera y preguntan. Lo esencial para iniciarse».
Aunque la autoría es de los dos (agrupados hace años en el proyecto Pilot Dog, responsable de espléndidas exposiciones y colecciones de dibujos ahora plasmados incluso en camisetas), Cano y Domínguez han contado con muchas ayudas: «Desde Ana Barceló, que nos ha regalado un artículo sobre el origen del traje de piconera, hasta Santiago Moreno y Francisco Camacho, que han supervisado, asesorado. Esther Porquicho nos informó del apartado de las ninfas infantiles».
A partir de hoy, todos los gaditanos que han mecido con un pasodoble a sus recién nacidos en una noche de llantina o que han contestado a mil preguntas de los críos ante una chirigota o ante la tele, tienen un cómplice impreso para la tarea de divulgar la tradición.
Sólo así sobrevivirá.