EL CONCURSO CON MÁS COROS DE TODOS LOS TIEMPOS

La batalla de las bateas multiplica sus soldados

La presencia de tres grupos en la categoría juvenil garantiza el futuro de la modalidad, que este año bate el récord histórico de inscripciones con 22

Por  2:54 h.
La batalla de las bateas multiplica sus soldados

 

Cañamaque, El Quini, El Tío de la Tiza, El Chimenea, Macías Retes… Son nombres propios con un lugar privilegiado en la historia del Carnaval de Cádiz. Todos han sido letristas, músicos, intérpretes y cada uno de ellos ha contribuido a que el tango gaditano tenga un tratamiento aristocrático que no por ser repetido año tras año pierde fuerza: Su Majestad. El coro es la modalidad superlativa. Es la agrupación con más componentes; la que más se deja ver en la calle; los coristas son los que más gafas de sol compran en Cádiz; y este año, es el que más coros se han inscrito en el Concurso. Nada menos que 22 grupos pasarán por las tablas del Falla en este 2011, 19 en la categoría de adultos y tres en la de juveniles.

En algo coinciden todos los que conocen la modalidad: «El futuro del coro está asegurado». Hace solo unos años era impensable que hubiera tres agrupaciones juveniles inscritas en el Concurso. Tampoco se imaginaba nadie que las mujeres se incorporasen de lleno al mundo del tango, ya no como parte de la orquesta o como componentes de los coros mixtos, sino como intérpretes únicas de las agrupaciones y como autoras de letra y música. Otro factor que indica la buena salud del coro es la procedencia de los grupos. Ya no solo son de la capital. A los de San Fernando y Puerto Real, con una larga tradición de coristas, se han unido en los últimos años grupos de Sevilla, y como novedad, 2011 es el año del estreno absoluto para Chiclana y Córdoba. Es difícil identificar el motivo de este auge. La expansión de la fiesta a través de la televisión tiene buena parte de culpa. También el elevado nivel que se ha alcanzado en los últimos años en la modalidad, con los duelos entre Julio Pardo y el tándem Zamora-Pastrana como punta de lanza. Los Niños y La Viña también asumen un gran protagonismo histórico.

Para los representantes de la modalidad este récord es una buena noticia, aunque eso sí, tal como advierte el presidente de la Asociación de Coristas Gaditanos (Ascoga), Francisco Martínez Mora, «lo importante es que la cantidad esté emparejada con la calidad. Si en Cádiz hay 25 bajos, tienen que repartirse entre todos los grupos y las voces pueden resentirse. Lo mismo pasa con las orquestas».

En las últimas ediciones del Concurso se ha visto una gran evolución en el mundo del coro. «Ha mejorada mucha la puesta en escena y la afinación de los grupos», dice Martínez Mora. No obstante, detecta algunos aspectos negativos en este aumento de participantes, y es que la tremenda difusión que alcanza el Concurso gracias a la televisión ha provocado un efecto llamada que hace que «algunos se conformen con el trofeo de verse sobre las tablas del Falla».

De cualquier forma, para el presidente de Ascoga el mayor motivo de satisfacción es la confirmación de que la cantera del coro está asegurada con los grupos inscritos en juveniles. «Esa es la auténtica Universidad del corista», concluye.

El presidente del Colectivo de Autores Independientes (CAI), Julio Pardo, coincide plenamente con su homónimo de Ascoga. «Que haya tres coros juveniles es un pelotazo. Este año la semilla ha cuajado», dice.

El próximo pregonero del Carnaval de Cádiz sabe de lo que habla. Sobre sus espaldas lucen ya 33 tipos diferentes en la modalidad de coros. Empezó cuando solo se disputaban las semifinales y la Final. Luego los coros pasaban por una fase previa en la que se cantaban cuatro tangos. De ahí a las finales con seis grupos, luego con cuatro y ahora con tres.

El autor de trece primeros premios sabe que la competencia de los últimos años ha ayudado a elevar el nivel de la modalidad, pero no se olvida de los que abrieron el camino. «Hay que dar las gracias a Los Dedócratas, especialmente al Maestro Escobar y a Antonio García, a ellos y a todos los que siguen en la brecha», comenta. En su recuerdo también nombra a una persona que resulta clave para entender el coro tal como se presenta hoy día: Adela del Moral.

Integrante del histórico coro mixto, fue pionera en el Concurso. Del Moral fue la primera en atreverse, no solo a pisar las tablas del Falla con su coro, sino a escribir su repertorio. Su andadura en el Carnaval comenzó en el año 80, con una ilegal que fue el germen del coro. «En el año 81 me picó la curiosidad de saber si yo sería capaz de escribir un tango. Hubo gente de la fiesta que lo escuchó y empezó a animarnos para salir en el Concurso. Yo no le di importancia, pero cuál no fue mi sorpresa cuando me enteré de que nos habían inscrito a escondidas. Después de eso hicimos el repertorio en un mes», cuenta.

Los comienzos no fueron fáciles para su grupo, especialmente para las mujeres. «Nos criticaron mucho. Algunos incluso pedían que se creara una categoría diferente para nosotros, pero fuimos valientes y seguimos adelante, así hasta que conseguimos el primer premio con ‘Watussi’. A raíz de ahí surgieron otros coros mixtos, ya dejamos claro que la mujer tiene un sitio en la modalidad», cuenta. Y tanto que es así, no solo como componentes de coros mixtos o en la cuerda de orquesta, sino que desde hace algunos años, los coros íntegramente femeninos han irrumpido con fuerza. «Me siento un poco madre de todas esas mujeres que han seguido la estela que dejamos nosotras», confiesa.

Pero hablar del coro no es hacerlo solo del Concurso del Falla, hay que mirar también a la calle. Los carruseles son una de las grandes atracciones de la fiesta. Antes en el entorno del Mercado de Abastos y ahora repartidos en diferentes itinerarios por todo el casco histórico. Cada cuál tiene sus preferencias, pero casi todos añoran esos domingos luminosos entre bateas y tangos en la Plaza, con gafas de sol y catavinos, nada de botellones. Cierto que el aumento de agrupaciones hace que la plaza de la Libertad se quede un poco pequeña, pero para siempre permanecerá como el escenario más auténtico y genuino de la gran fiesta de la calle.