Julio Pardo no necesita presentación. Su fama, y sus 15 primeros premios, le preceden. Él sabe cuándo el coro viene mejor y cuando no. En esta undécima sesión del COAC, tras el pase de El Batallitas, tenía una gran sonrisa en la cara. “Me he acercado a ver el coro en bambalinas y, en los pasillos, ya notabas esa alegría en la gente, nos iban felicitando… y eso yo creo que es buena señal“. Su coro, Pardo lo reconoce, “siempre está trabajado, pero es verdad que hay años que no gusta, por lo que sea”.
El batallitas, el hijo nacido de Julio Pardo y Pedro Antonio Serrano, El Canijo, ha heredado lo mejor de cada uno. Tiene la potencia de voces de la agrupación y la afinación que exige Pardo, pero con ese toque alegre y juguetón que caracteriza a las agrupaciones del Canijo. “Es un coro alegre, esperamos que todos en la plaza canten eso de ‘un, dos, papas y arroz‘, nosotros vamos a hacer todo lo posible por conseguirlo”, explicaba el autor de la música.
En una entrevista con LA VOZ, El Canijo decía, antes del pase, que tenía claro que el año próximo quiere repetir. Al respecto, Julio Pardo indica con prudencia que “esa es la intención, la verdad es que trabajar con él ha sido una maravilla; hemos trabajado mucho porque no paraban de ocurrírsele cosas para el coro… estar con él es una maravilla”. Claro que Pardo no olvida, a la hora de hacer el repaso a los responsables del coro, a Juan Lucena y a su hijo Julio.