Fali Vila: «Martínez Ares lo mismo hace una letra crítica que emociona, y siempre llega al corazón»

Veinte años después de 'Los Templarios', «la garganta nota el paso del tiempo, aunque me cuido mucho. Ese año llegué al Re de pecho»

Suena su timbre y despierta mil recuerdos. Fali Vila alcanza con su voz sensaciones que parecían perdidas. Su figura quedará en la historia del Carnaval y aún le queda mucha por escribir, tantas coplas por cantar. Relata este febrero su tercer capítulo junto a Antonio Martínez Ares, desde que iniciara el idilio con ‘Esto es Carnaval’ y se reenganchara en ‘Los templarios’. En ‘Los carnívales’ muestra ese apetito voraz con el que se nutren todos los carnavaleros.

El, posiblemente, mejor contralto del Carnaval de Cádiz, aprovecha un receso en sus labores para mostrar sus sensaciones, sus nervios, a escasas horas de subirse de nuevo a las tablas. Justo ahí es donde desaparece el miedo y crece el valor. Pero antes se le aceleran las palabras para recordar sus inicios en la escolanía, su formación vocal, su relación con Ares y los nuevos aires de la comparsa. Y sí, está listo. Ya está ‘preparao pa la matanza’.

-20 años desde que debutó con Martínez Ares en ‘Los templarios’, y regreso con el mismo autor. ¿Qué ha cambiado en Faly Vila en todo este tiempo?

-Jajajaja. La garganta nota el paso del tiempo y no es la misma. He perdido un tono y ahora que llevamos la presentación en la antología hemos tenido que bajarla un poquito.

-¿Un tono nada más en 20 años? Eso es que se cuida.

-Sí, yo intento trabajar para conservarla. Además, mi formación no es exclusivamente carnavalesca. Yo empecé a cantar en una escolanía de niños y como soprano. Con el tiempo he perfeccionado la técnica, apoyándome en el diafragma. El otro día llegué a casa con dolor de abdomen y no precisamente por hacer abdominales.

-Es algo diferente porque en Cádiz, en su Carnaval, se suele tirar de garganta y eso suele perjudicar mucho al intérprete. ¿Alguna vez le han registrado su tono de voz, su tesitura?

-Sí. En el final de ‘Los templarios’ hago un Re de pecho -los grandes tenores como Pavarotti o Plácido Domingo se felicitan de dar el Do, una nota por debajo-. Me decían que podía cantar con ‘Il Divo’. La verdad que no me importaría. Jajajaja. De momento canto el Ave María en la Iglesia, y boleros o rancheras cuando es preciso, además de mi participación en el Carnaval. Pasé una fase en el programa ‘La Voz’ y me hubiera encantado vivir de lo música. Es un tren que si pasa hay que engancharlo. Ahora mi voz es más madura y he ganado en seguridad y tranquilidad. Me exijo mucho cada vez que me subo a las tablas.

-¿Y qué ha cambiado en Martínez Ares, dos décadas después?

-En su época anterior, Antonio traía el repertorio y no solía afinar, se encargaban los músicos o el director. 13 años después se ha enriquecido mucho musicalmente. Ha viajado por rincones lejanos con su grupo o en solitario y esa formación, esa calidad, se observa en el repertorio. Especialmente en los coreados. Le faltan instrumentos y lo arregla con las voces. En lo literario es el mismo loco de siempre. Un bohemio que lo mismo te trae una letra castigadora que otra que no puedo ni terminar por la emoción. Es un poquillo raro pero a la hora de escribir te llega al corazón.

-Mira que le han caído palos de los que no le entendían en estos últimos tres años. Y ahora se quedan sin excusas.

-El Carnaval es muy sencillo, es del pueblo y hay que dárselo clarito a los aficionados. ‘El perro andaluz’ tardaron en entenderlo, hasta se esperaba al perro en el repertorio, pero finalmente lo comprendieron. En la sencillez está la riqueza y es el aficionado el que te pone arriba. Estaba acostumbrado al Antonio de toda la vida y llegó uno diferente, y no lo entendían. Es necesario que lo capten nada más abrir cortinas, y Martínez Ares es capaz de hacer una cosa y otra. Y entonces llegaron los Carnívales…

«Con ‘Los Templarios’ di el Re de pecho; podía cantar con ‘Il Divo’»

-…que han traído al Martínez Ares de antaño.

-Es que esa es la idea de la comparsa. Nos hemos comido a los autores para que el Carnaval no se pierda. Dicen que el pasodoble suena a Martín… ¡Claro, se trata de eso! De que el aficionado reconozca en la copla todas las influencias del autor. Cuando Antonio llevó ese pasodoble al ensayo, sin tener todavía montada la idea, yo me quedé diciendo: ‘Esta no es la comparsa a la que he venido’.

-Es un cambio drástico con respecto al vanguardismo de los tres años anteriores.

-Así es. Y a mí me comentaba en el trío ‘hazlo sencillo, no tienes que demostrarle nada a nadie’. Me estaban esperando. Tenía miedo de que defraudara. Y cuando solté esa parte, ‘preparao pa la matanza’, la reacción fue impresionante. Tengo amigos que se despiertan con mi voz sonando en sus cabezas. Y hasta se aplaude en redes sociales. Yo sólo con esto ya he ganado.

-Parece más sencilla.

-En el pasodoble, pero el popurrí nos ha costado la vida meterlo. Especialmente los engarces, que se están perdiendo en el Carnaval. Ahora los grupos paran y dejan un vacío para el aplauso, pero Antonio se niega a ello. No deja aplaudir hasta el final porque se pierde el mensaje, siguiendo la referencia de los 80 y los 90.

«Ya me había cortado la coleta, pero no podía decir no a Martínez Ares»

-¿Cómo fue su llegada a la comparsa de Martínez Ares?

-Pues ya me había cortado la coleta. Tenía pensado salir en el coro de Faly Pastrana y retirarme, porque esto consume mucho tiempo y energía. He logrado todo en esta fiesta, incluido el primer premio, y me apetecía un año de batea. Pero me llamó Rafita Velázquez (el director) y no podía dejar pasar la oportunidad. Si tengo que salir, que sea con el más grande. Además de ganarme unas perrillas, me viene bien a nivel laboral porque le da publicidad a mi trabajo. Mi mayor clientela viene del Carnaval.

-¿Y qué espera de su año con ‘Los Carnívales’?

-Pues disfrutar mucho con mis compañeros. Contar con un grupo de amigos que antes no tenía. En mis primeros años cambiaba mucho de comparsa y fue difícil encontrarse amigos de verdad, más con la competición de antaño. Por suerte, esa competencia se mantiene pero es sana.

-A usted le tocó la época del enfrentamiento Martín-Ares, con la irrupción de Juan Carlos Aragón. Años brutales.

-Ya no tiene nada que ver, y es mucho mejor. El otro día Aragón arrió un cuplé riéndose de Martínez Ares, pero no podemos entrar en esa lucha porque cada uno hace la comparsa que quiere y puede hacer. Y el pueblo es el que elige, como ha hecho con ‘Daddy Cádi’. Es el que manda y ante esto nadie puede hacer nada.

-¿Esta noche que pretenden hacer sus ‘carnívales’?

-Llevamos material para dar un golpe decisivo. El repertorio está casi finiquitado y la comparsa está creciendo.

-Y Faly seguirá poniéndose nervioso como el primer día.

Siempre. Cada vez que salgo me pongo muy nervioso, porque me exijo muchísimo. Pero cuando piso las tablas esos nervios desaparecen.

Y sólo queda su voz.