Exitoso encuentro de ilegales

La concentración de callejeras en Muñoz Arenillas demuestra que la fiesta sigue estando muy viva en Extramuros

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La tarde de ayer sirvió para demostrar que el Carnaval en la calle no sólo se puede disfrutar en el casco histórico de nuestra ciudad. Además del carrusel que viene celebrándose en la Segunda Aguada el primer Sábado de Carnaval desde hace algunos años, diversas agrupaciones de las denominadas ilegales se dieron cita en la calle Muñoz Arenillas para ofrecer sus repertorios a los asistentes en un novedoso acto que vivía su puesta de largo.
Poco después de las siete de la tarde comenzaron a concentrarse las primeras chirigotas y las distintas charangas que habían sido convocadas para celebrar un pequeño pasacalles. Muchas de ellas venían directamente del barrio del Cerro del Moro, donde, a través de la asociación de vecinos, se convocó una pequeña concentración a lo largo de la mañana. Esta iniciativa se pudo celebrar gracias a la propuesta presentada hace ya algunos meses por la Asociación de Empresarios de la Zona de Muñoz Arenillas (Aezma), que, respaldada por el propio Ayuntamiento a través de la Delegación de Fiestas, decidió instalar un pequeño tablao para que pudieran cantar los grupos participantes.
Los distintos locales de Muñoz Arenillas abrieron sus puertas para dar acogida a las distintas agrupaciones que asistieron para ofrecer en el interior de los bares sus repertorios y, de camino, protegerse del fuerte frío. Mientras tanto, en plena calle, las charangas eran las protagonistas durante la celebración de sus pasacalles. Acompañadas de caja y bombo animaban y daban colorido al lugar.
Con un frío, que, conforme avanzaba la noche se hacía más patente, las ganas de Carnaval de los asistentes y vecinos de la zona hizo que la fiesta se prolongara hasta las once de la noche aproximadamente, aunque ya los actos concluyeron en el interior de los bares. Tras cinco horas de celebración la asociación organizadora del acto, con Víctor Olmo a la cabeza, hizo entrega de una pequeña placa como detalle a las agrupaciones que habían hecho posible la celebración del primer encuentro de ilegales y charangas en extramuros.
Finalmente el verso más mordaz y sarcástico, el que aportan los romanceros, tomó La Guarida e hizo las delicias de los asistentes que aún seguían con ganas de fiesta en un rincón donde el Carnaval está adquiriendo un arraigo cada vez mayor.