
Empezaron las semifinales y esto ya es otra cosa. Ya no hay altibajos, en todo caso algún momento valle, un respiro entre subidón y subidón. Y hubo grandes momentos, emocionantes. Especialmente dos: el debut de cuatro jovencísimos coristas con Pastrana, hijos del tango, y la feliz confirmación de dos grupos jóvenes y que este año tienen al público de cara, la comparsa OBDC y la chirigota de los Molina.
Empezó la noche a lo grande, con el coro de Pastrana en plena forma. Mención especial al segundo tango con la presencia de los hijos de varios componentes del coro. La afinación, magnífica, como siempre.
Luego la chirigota del Canijo ‘El niño Jesús que tenía tu mare en la mesita de noche’, trajo de nuevo letras de inmenso nivel. Grandes pasodobles, con el sello del de Carmona. A continuación la comparsa de Antonio Rivas y Pepe Martínez, también a su mejor nivel, sin fisuras.
El cuarteto de Piulestán y Aguilera no desentonó, aunque tampoco llegó a explotar como se espera de ellos. Lo mismo que la chirigota del Sheriff, que divierte, que gusta, que canta unos pasodobles que enamoran, pero que tampoco las tiene todas consigo.
Tras el descanso llegó el turno de los mariachis de Julio Pardo, que también lo tienen todo de cara para volver el próximo viernes, por calidad vocal, por repertorio y por musicalidad. Y lo que nadie esperaba, cuando parecía que ya la sesión iba a empezar a decaer, llegó lo mejor. La comparsa de Germán García Rendón demostró que su puesto en Semifinales es más que merecido. Los dos pasodobles que trajo fueron para enmarcar. Y de la emoción con la ‘low cost’, la euforia con Chiclana. La chirigota de los Molina dio un golpe en la mesa y puso al Falla de pie con los cuplés. No había pasado este año algo así. Influye el cariño que se les tiene.
Cerró esta primera noche de Semifinales la comparsa de Jona, ‘El malo del cuento’. Lo hizo manteniendo la emoción hasta el final, con un bonito homenaje, en boca de sus propios hijos, para Pedro el de los Majaras.