
Sin prisas, ni aglomeraciones para entrar a Cádiz. Ayer los conductores procuraban dejar libres la aceras, que la grúa no perdona ni el festivo, y el Carnaval se quedó de las Puertas de Tierra para dentro. Es lunes de coros y el tango se convierte en el anfitrión de la fiesta. Ya tomarán protagonismo chirigotas y comparsas ilegales, pero ayer era tarde de batea y gafas de sol. Del carrusel de la Plaza y del Cañón, donde se congregó el mayor número de asistentes, aficionados que piden silencio para escuchar mientras el moscatel y la cerveza van haciendo estragos entre el personal.
Desde las doce las agrupaciones comenzaron a rodar en ese escenario itinerante que se convierte la ciudad. Los primeros en aparecer fueron los juveniles y apenas una hora después se unían desde la plaza Mina las brujas de Lucía Pardo, con su coro ‘Aquelarre’, ‘Los bacanales’ y ‘Los trataratabuelos’, a los que esperaba un rosario de niños, que a medio camino entre el llanto y la fascinación no quisieron perderse a estos monos cantarines. En la plaza del Mercado de Abasto, territorio corista donde los haya, se hacía el silencio cuando comenzaban a tocar los de Julio Pardo. Y entre tango y tango, no faltaron aficionados que animaron al grupo al grito de «¡campeones, campeones!». La tanda de cuplés los congraciaba mientras seguían rodando.
A pocos metros el coro de Valdés iba arrancando carcajadas. ‘Las malloret de edad’ se fueron metiendo a los asistentes en el bolsillo con la misma facilidad que tienen para enseñar cacha. «Que nosotros no llevamos letras serias, tú te crees que alguien nos va a tomar en serio con este tipo», comentaba uno de los componentes con la faldita en la mano.
Y sobre las dos, las miradas se dirigían hacia la parte trasera de Correos. Duelo de tangos entre dos grandes: ‘Los dictadores’ de Pastrana y ‘Los cuatro reinos’ de Nandi Migueles. Primer y cuarto premio del Concurso cara a cara que se ceden el lugar para cantar. Precioso. Las coplas en la calle suenan muy distintas al Teatro, llega más la crítica y el clamor.
Mientras ‘El Orfeón’ continuaba aún en la plaza siguiendo el turno del carrusel. Las voces de las componentes femeninas se oyen de maravilla en la calle y mantienen embelesados a los más pequeños con ese Olimpo en el que han convertido la batea.
Casi en procesión había que atravesar Compañía y el último tramo de Columela hasta llegar a la plaza de las Flores, la bulla habitual de cada lunes de coros, aunque la sensación de éste es que quizá hay menos afluencia que otros años. El aparcamiento no cambia, el cartel de completo lo colgaba hacia las tres de la tarde casi todos los parkings del casco histórico, desde el Campo de Sur al Campo de Las Balas y Valcárcel. Quedaba probar suerte en Canalejas, porque de San Antonio ni hablamos.
Y poco a poco se iban animando las chirigotas ilegales, con más presencia que el domingo. Ya sobre las cinco comenzaban a buscar esquina y cortar el paso de las calles más estrechas decenas de grupos que van estrenando coplas. A esa hora ya tenían ‘Las perfectas’ -todo un homenaje a las suegras- un tremendo tapón formado en Hospital de Mujeres. Y cerca de la Cruz Verde, los de Manolín Gálvez animaban a los asistentes a participar de la parodia con su chirigota callejera ‘Nadie nos respeta’, con el tipo de banda de música que acompaña a la Virgen en Semana Santa.
Fue despuntando la tarde cuando sonaron con fuerza los tangos en El Cañón. Las potentes voces del coro de Pastrana retumban en la esquina tras abrirse paso a duras penas por la calle Rosario e ir dando por terminado la segunda jornada de Carnaval.
Ovación a Aragón y Carapapas
Ya a esas horas los escenarios repartidos por diferentes puntos de la ciudad comenzaron a acoger las primeras actuaciones. Los pregoneros, que aún continúan adosados al atril, se arrancaban con su antología en Candelaria. Los del Lobe se han convertido este año en una improvisada chirigota callejera que congrega masas allá donde cantan. Y ovaciones arrancaban las comparsas de Juan Carlos Aragón y Los Carapapas que ayer actuaron en la plaza Mina, San Agustín y Candelaria. Desde la escalera del Museo Provincial, los aficionados fueron legión. Incluso hubo quien se aventuró a subirse a uno de los árboles para no perder detalles. Con ganas de escucharlos en directo tras el pulso que ambos han lanzado al Patronato, los seguidores repitieron escenario tras escenario desde las cuatro hasta las nueve de la noche. Y en sus actuaciones, ni ‘Los ladrones’ ni ‘Los trovadores’ se mordieron la lengua para responder a las críticas que les hicieron muchas de las agrupaciones que participaron en el COAC.